La Nerd y El Popular ❯ Park Jae

Capítulo 44

Epílogo

Jae

Dos años después

Me encontraba en mi vacío departamento, en mi vida siempre quise tener mi propio departamento pero ahora estaba vacío, no había casi nada dentro de él y lo que me encantaba de este es que tenía muchas cosas de las cuales jamás me iba a arrepentir.

– Jae~ no creo que Dobin quiera esperar más

– Dobin siempre quiere atención ¿Porqué no lo ignoras un rato? – realice un pequeño puchero

– Jae... Dobin aún es un bebé ¿Porqué le pondría menos atención a él – me crucé de brazos y miré al pequeño cachorro que yacía en sus brazos

– Dobin malo, me estás quitando a mi novia – y ella me da un pequeño golpe en la cabeza – Yah! No lo vuelvo a decir... – acaricie la parte afecta y miré a Dobin – Ya verás pequeño destructor, ya verás – susurré

TN y yo iríamos a vivir a un departamento que ambos compramos, era bastante grande y nos ayudaría un poco a dejar de vivir cada uno por su lado y más teniendo al pequeño destructor con nosotros.

¿Porqué le llamo pequeño destructor?

Ese pequeño pedacito de perro se comió mis zapatos preferidos y por si fuera poco destruyó mi casa en un segundo, sin un poco de ayuda, solo destruyó el sofá, mordió los cojines y tiro dos o tres vasijas de cerámica que mi madre me había regalado para decorar el lugar pero ya no existen... Por culpa del pequeño destructor.

– ¡Jae, rápido, ya quiero llegar a casa!

– ¡Ya voy ¿Dónde está Dobin?!

– ¡En el auto!

Perímetro asegurado

El pequeño destructor no podrá morder mi ropa interior, ya no podrá porque está en el auto, que suerte tengo.

Tomo una de las cajas que está en el suelo y tomo rumbo al ascensor para luego meter está en el auto, TN me mira mientras acomoda algunas cosas, ella había bajado lo menos pesado y por insistencia mía, no bajará lo más pesado.

Volví a subir y está vez bajé con dos cajas para luego acomodarlas nuevamente en el auto, Dobin ladraba desde adentro y yo le sacaba la lengua.

– Deja de ser infantil

Me da un sobresalto y volteo a verla con una sonrisa y ella niega igualmente con una sonrisa a lo que yo simplemente suelto un leve suspiro y sigo acomodando todos dentro del maletero.

Al cerrar le maletero Dobin empieza a saltar dentro del auto y yo comienzo a rezar porque el auto no sea destruido por el pequeño destructor, miré a TN quien salía del bloque de departamentos con algunos papeles entre las manos, me acerqué y noté que solo eran facturas viejas que había dejado dentro del departamento.

– Cuando te mudas de un lugar debes limpiar hasta lo último, yo limpie muy bien mi departamento – siguió leyendo las facturas – Gastabas en cosas innecesarias

– No tenía una mujer que me reprendiera por hacer o no algo – ella negó con una sonrisa

– Entonces ya la tienes, vamos