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•ᵈᵃʸ 10: With animal ears/Con orejas de animales•
Mordía sus uñas con nerviosismo mientras sus ojos detallaban la bonita diadema que decoraba la cabeza de una persona al azar que pasaba por delante, entretenida en alguna conversación que no era de interés oír. Desde que había tenido aquel sueño, catalogado por él mismo como raro, veía aquel accesorio en todas las personas. Parecía una clara señal que le indicaba que debía convertir su raro sueño en realidad, sacarse la curiosidad y dejar de imaginarse como se vería Isogai con unas orejitas en su cabeza, para pararse del banco y caminar hacia la primera tienda de cotillón en donde sabia que las encontraría. Su mente se encontraba en un debate sobre si lo debía hacer o no y sobre lo que el pelinegro diría o no, pero, como bien había leído por ahí, la vida era demasiado corta como para negarse a ciertas cosas, y Maehara se daría el gusto de tomar la responsabilidad con lo que haría, aunque fuera un suceso que solo pasaría por primera y ultima vez
(...)
Se adentro, dejando las llaves en el recibidor mientras buscaba con su dorada mirada a su tan adorada pareja. Su compra estaba escondida detrás de su espalda, la llamativa bolsa con la que se lo habían entregado fue lanzada a algún punto al entrar, eso era demasiado y preferiría no llamar la atención de Isogai tan rápido. Aunque, llevar algo escondido detrás de su espalda era mucho más sospechoso, pero de esa manera iba a ser un poco más fácil colocarle la diadema, porque si, el rubio no tenia intenciones de pedirle permiso, ni mucho menos. Se acercaría, lo abrazaría, y, en el momento en el que los brazos contrarios lo rodearan, aquellas orejas ya estarían cómodamente en su cabeza, formando una tierna imagen que sin duda se volvería su favorita.
Sonrió, acercándose silenciosamente hacia la sala de estar, en donde la figura del pelinegro se aclaraba a medida que caminaba. Estaba sentado en el suelo con sus piernas cruzadas, reposando un gran libro en ellas mientras que a su lado se encontraban fotografías. Maehara pudo notar que se trataba del álbum de fotos que ambos se habían propuesto llenar con cualquier tipo de ellas, siempre y cuando no se tratara de una que solo debía quedar en el ámbito intimo y privado de la relación que tenían. Las manos de Isogai pasaban los folios ya ocupados, queriendo llegar a los que aun faltaban por llenar, encontrándolos casi al final.
Maehara se sentó a su lado, logrando captar la atención inmediata del pelinegro
—Tal vez debamos comprar otro— suspiro— A este paso, acabaremos llenándolo antes de lo esperado
Rio, contagiándole aquella risa a su acompañante, quien aprovecho aquel momento para inclinarse hacia él como si fuera casual, intentando hacer un movimiento rápido para cumplir lo planeado. Si, intentar. Isogai fue más ágil, y la persona con la diadema sobre su cabeza fue otra, oyendo como la risa del contrario se oía fuertemente. Frunció el ceño y se cruzo de brazos, cambiando su mueca a una de superioridad cuando logro verse en el pequeño espejo que colgaba en una de las paredes. Sonrió arrogante, simulando echar para atrás el cabello que caía por su hombro
—Nada mal— se giro a mirar a Isogai— ¿Que piensas?
El nombrado fingió pensar mientras lo miraba, soltando una pequeña risa mientras se abalanzaba hacia él, dejando un casto beso en sus labios como respuesta. Estiro sus manos y acaricio la cabeza de Maehara con dulzura, siendo consciente de que aquella imagen debería estar si o si en el álbum.
Cosa que haría después, solo quería unos momentos más junto a él
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(No encontré de Isogai🤧, pero aun así que bonito uwu)
