Dᴀʏ 12✓

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•ᵈᵃʸ 12: Marking out/Marcando•

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•ᵈᵃʸ 12: Marking out/Marcando•

—Maehara, espera

Sus manos tomaban la ropa del nombrado, arrugándola debido al agarre que ejercía e intentando alejarse del rubio, quien noto aquello y lo impidió, acorralándolo contra los azulejos, ignorando las palabras que había oído

(...)

El rubio se encontraba demasiado cariñoso aquel día, queriendo la atención de Isogai en todo momento. Quizás, aquello se debía al pequeño club de fans que seguía al pelinegro con algo que no podría definirse como discreción, la bonita mañana que la pareja comenzaba a tener cambio al oír los chillidos irritantes del grupo de chicas al poner un pie en la cafetería.
Maehara no podía ocultar su disgusto. No, no se trataba de celos, era un sentimiento sin nombre que se movía en su pecho y se reflejaba en su rostro al ver como Isogai no podía continuar con su trabajo por culpa de esas molestas presencias.
Eran como moscas revoloteando alrededor de un dulce, en este caso, su dulce.

La figura de Isogai se alejo en dirección a los baños, soltando disculpas innecesarias hacia las féminas, quienes lo siguieron con la mirada hasta que desapareció por la puerta correspondiente.
Maehara sonrió, pasando sus ojos por su alrededor con disimulo para luego levantarse de su asiento, dirigiéndose hacia la misma dirección completamente relajado. La única persona que sospecharía sobre sus verdaderas intenciones seria la victima, de lo cual se enteraría en breve

(...)

Sus labios se apretaban con fuerza, reprimiendo los suspiros que amenazaban con escapar de su boca.

Su piel se erizaba ante los toques y caricias que Maehara le brindaba por debajo de la ropa mientras repartía besos por su cuello, ocasionando leves cosquillas y temblores en su cuerpo.
Quería pegarse a él, dejarse llevar por la calentura que comenzaba a inundarlos a ambos, pero el lugar en donde se encontraban no era el indicado, cualquier cliente podría entrar, convirtiéndose en un espectador en segundos. No negaba que el hecho de que eso sucediera le daba un poquito de emoción y adrenalina, pero debía pensar de manera racional y en frio, aunque le costase.

La boca de Maehara beso delicadamente cada sector de piel expuesta, subiendo la intensidad. Aquella suavidad se transformo en colores rojizos, mordidas, caricias atrevidas, y choques que insinuaban algo más, haciendo imposible que el silencio durara.
Los jadeos de Isogai eran melodías para sus oídos, así como también el gemido de dolor por no medir su fuerza al apresar su piel entre sus dientes, ocasionando que la marca se notara levemente. Sonrió al alejarse pocos centímetros para ver lo que había creado, decidiendo que no eran suficientemente visible para las moscas irritantes y volvió a inclinarse.

Esperaba que detrás de esas puertas no se oyera nada de lo que sucedía, no es como si le importaba, pero pensaba en Isogai, corría el riesgo de salir perjudicado por culpa de su juego inocente, aun cuando el pelinegro le pedía que se detuviera (Lo cual, el rubio decidió ignorar)

(...)

El cuello de la camisa no lo cubría, ni siquiera el moño que lo adornaba lo hacia, por lo que aquellas miradas estaban incomodándolo demasiado. Ya sabia que tenia marcas parecidas a las picaduras de mosquito, el espejo del baño y las acciones de su pareja le dieron la noticia antes de que los ojos curiosos lo hicieran, por lo que no se sorprendía al notar las miradas, al contrario, era empático al respecto.

Ajeno a los pensamientos de Isogai, Maehara mantenía una sonrisa triunfante en su rostro, mirando de la misma manera a las que había considerado una molestia anteriormente, y elevo una mano, moviendo sus dedos con lentitud en un claro gesto que las invitaba a retirarse del lugar.
No tendrían lo que buscaban, no importaba si debía comprar dos tanques de insecticida para alejarlas a la mala, ese precioso y apetecible dulce, era suyo. Solo suyo

 Solo suyo

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(No se quien de los dos quiero ser)

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(No se quien de los dos quiero ser)

Espero que les haya gustado, disculpen la demora y los errores.
Nos leemos mañana

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