Capítulo 6: El

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La prueba de Historia no fue tan terrible. Con todo lo que había leído en Internet, a Peter las preguntas le parecieron una tontería. Tuvo tiempo de contestar las suyas y las de Tincho, que el único nombre que había podido retener era el de Cupido, y justo no se lo habían preguntado.

Cuando tocó el timbre de salida, Peter poco menos que voló con la silla hacia la calle. Él nunca formaba, porque una camioneta especial lo venía a buscar.

Generalmente, se entretenía charlando con los compañeros y el chofer lo tenía que esperar; pero hoy, le gritó a Tincho "despues te llamo" y salió de prisa, dejando a su amigo con la boca abierta.

No es que tuviera hambre, lo que tenía eran unas ganas locas de prender su computadora y ver si había algún mensaje de Luciérnaga. Y eso fue lo primero que hizo cuando llegó a su casa. No iba a contestarle, solo quería saber si estaba. Y, claro, no estaba.

Se había olvidado de preguntarle si iba a la escuela a la mañana o a la tarde. Podía ser que fuera a la tarde, entonces recién iba a conectarse a eso de las seis. Faltaba un montón. O a lo mejor iba a la mañana y, como él, todavía estaba almorzando.

Toda la tarde estuvo con la compu prendida, por las dudas. Pero nada. Podía ser que no se conectara más. Capaz que la había

aburrido con lo de los dioses. No, no creía. Bueno, podía ser...

Podía mandarle un mensaje, y ver qué pasaba. No, era demasiado. Ya bastante con lo que había hecho el día anterior. Ahora, tenía que empezar ella. No la iba a estar persiguiendo. ¡Ni soñando pensaba demostrarle algún interés!

Recién a las siete de la tarde, apareció en la pantalla el nombre de Luciérnaga. Peter se abalanzó sobre la computadora, chocando una rueda contra el escritorio: se cayó el tarro de los lápices, el vaso de la leche que había quedado ahí y el libro que estaba en el borde.

—¡Peter! ¿Qué estás haciendo? —gritó su mamá

desde la cocina.

Pero Peter no le contestó, estaba leyendo el mensaje de Luciérnaga que le preguntaba cómo le había ido en la prueba.

Luciérnaga dice:

Por que te gustan tanto los dioses del Olimpo?

Gusano Empantanado dice:

No sé. Vos siempre preguntás el porqué de todo?

Luciérnaga dice:

No. Pero es raro.

Gusano Empantanado dice:

No sé. Tuve que estudiar eso y me copó.

Luciérnaga dice:

Vos sos medio traga, no?

La pregunta lo sorprendió. ¿De dónde había sacado eso?

Gusano Empantanado dice:

Traga yo?... La patinaste feo.

Luciérnaga dice:

Parecés.

Gusano Empantanado dice:

Gracias.

Luciérnaga dice:

No te enojes. Pero sos la única persona que

conozco que sabe algo sobre esos dioses.

Gusano Empantanado dice:

Y eso me hace traga?

Luciérnaga dice:

Lali dice: Donde viven las historias. Descúbrelo ahora