Capítulo 22: Ella

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Euge no quiso que Lali le contara nada por teléfono, y corrió a su casa para escuchar las noticias personalmente. Pero el relato de Lali, lejos de ser apasionado y emocionante como ella esperaba, fue una verdadera desilusión.

La tarde romántica que ella, y ellas, habían imaginado se había transformado en una tarde aburrida, escuchando una y otra vez los discos de Ataque 77, en la casa de Gastón... y con Gastón. Lali, al final, se había puesto a leer, y Euge estaba furiosa por semejante falta de tacto, sentido común, inteligencia y no se sabe cuántas cosas más.

—Pensá un poquito, Lali —le decía—. Salís con un chabón, se te tira y vos te ponés a leer Juan Salvador Gaviota. ¡Deben haber creído que sos re-nerd!

—Nadie es re-nerd por leer.

—Es que es "leer en ese momento", a ver si nos entendemos.

—¿Por qué no lo pensás al revés? El chabón se me tira, y me lleva a escuchar Ataque a la casa de Gastón. Se desubicó mal.

—A lo mejor fue para no quedar pagando...

—¿Pagando con qué?

—Como le dijiste que lo ibas a pensar...

Lali no le contestó. Se acercó a la computadora y, automáticamente, la prendió. Sabía que iba a ser difícil tener mensajes del Gusano después de su enojo de ayer, pero... tal vez...

—¿Se puede saber qué hacés con esa computadora? —preguntó Euge, que lo único que quería era seguir hablando de Bruno.

—Quiero ver si hay algún mensaje del dios del Olimpo.

—¿Todavía seguís con eso?

Una nueva desilusión para Euge: el dios del Olimpo había resucitado.

—Ese pibe ya fue, Lali —dijo.

—No me lo pienso transar, si es eso lo que estás pensando.

—Obvio que no te lo vas a transar.

Lali giró la silla y la miró.

—¿Obvio por qué? —preguntó.

—¡Ay, nena! ¿Cómo hacés para salir con un pibe así? ¿Lo llevás a dar una vuelta empujando la silla de ruedas?

—¿Y qué tiene?

—¡¿Cómo qué tiene?! Es... Es... Es de terror...

—Esos pibes también deben tener novia, ¿o no? —casi se preguntó en voz alta Lali.

—¿Te parece?... Yo no creo...

Euge miró a Lali con atención. ¡No podía ser que su amiga... SU amiga... estuviera...!

—Lali... ¿vos no estarás pensando en...? —no se animó a seguir.

—¿Por qué no?

A esta altura, Lali ya se estaba divirtiendo con la cara de susto de Euge.

—Lali.... ¿me estás hablando en serio?...

—No —contestó Lali muy seria.

Euge le tiró con un peluche.

—¡Qué tonta que sos, nena! ¡Casi me lo creo! — protestó.

Lali se rio y volvió a mirar la pantalla.

—¡Ahí está, mirá! —gritó—. Ese es él.

—Gusano Empantanado... ¡Qué nombre! —dijo Euge pegando una ojeada a la computadora sin ningún interés —. Dale, apagá.

Lali dice: Donde viven las historias. Descúbrelo ahora