Veintiuno

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Su mamá la ayudó a envolver el libro para Simone, pero ella colocó la cinta, así que tuvo algo de aporte. Todos los años celebraban así su cumpleaños: una fiesta pequeña con la familia. Simone no tenía muchos amigos de su edad, exceptuando ella y quizás Vera.

Había acordado reunirse allá con Fred. Todavía no estaba lista para presentarlo con sus padres, sobre todo si la relación corría posible riesgo de terminar. Esperaba de corazón que no fuera así.

Decidió no llevar su música y hablar con su familia, pero desde la campaña de adopción solo podía pensar en una cosa. La bebé Rainbow. ¿Realmente era la hija de Leslie? Podía ser una coincidencia, pero las fechas concordaban y no podía negar su parecido con el de Fred...

Tampoco podía preguntarle a Amelia. Era un asunto delicado y tampoco la conocía mucho. Hasta hace poco estaba convencida de que también gustaba de Fred, no podía pedirle a la chica cuya posible ilusión de amor arruinó para pedirle "prestada" a su hija. No era un monstruo.

¿Debía fingir que no vio nada y dejar que Fred viviera con la culpa? ¿O arriesgar una de las pocas cosas que la hacía feliz por pistas inconclusas y coincidencias?

—¿Puedes creer que Monnie cumple 16? ¡Y ya es doctora!— exclamó su mamá. —Casi se siente como ayer cuando ustedes iban a la misma guardería, ¿Cierto, Elly?

—Sí, claro— asintió de inmediato.

No debía pensar en eso. Era el cumpleaños de su hermana de otros padres, este día era para ella. Se despidió de sus padres al llegar al Lune y esperó al coche de la familia Quinn.

Llegaron exactamente 5 minutos después de la hora acordada. Robert le sonrió desde la ventana del conductor y salió a abrir la puerta trasera.

Jamás pensó ver el día en que Fred Quinn usaría gomina en el pelo y vestiría elegante, pero ese día había llegado. Su cabello rojo estaba peinado hacia atrás como si una vaca le hubiera lamido la cabeza y llevaba una camisa blanca sencilla con pantalones que parecían muy costosos.

La saludó con un beso en la mejilla y se despidieron de Robert.

—¿Por qué tan elegante?— le preguntó. Ni siquiera ella iba elegante, solo su blusa para reuniones casi formales y una falda de mezclilla.

—Pensé que tus padres estarían aquí— admitió Fred.

—Iban a estarlo, pero mi hermana va a comenzar su recorrido por las universidades y querían ir con ella— dijo. Estaría sola los siguientes días y se quedaría con las Giroux.

Los recibió la tía Marie y dejaron sus regalos en una mesa. La única persona quizás de la edad de ellos era Juno, luego estaba una chica que creyó ver en el hospital, la joven aterradora de Aldrich y el jefe de Simone. Se puso nerviosa. ¿Qué debía hacer si le hablaban?

Se acercó a la cumpleañera y la abrazó. —¡Feliz cumpleaños!

—Gracias por venir— dijo Simone. —Déjame presentarte a mis amigas.

Fred estaba hablando con Juno, así que estaba bien.

—Chicas, esta es mi mejor amiga, Elly Salvage— la presentó a las dos jóvenes. —Ellas son la doctora Fitzgerald y Grace. Son amigas mías en el Moonday.

Los saludó a ambos, que parecían ya conocerla. ¿Simone le hablaba a sus colegas de ella en el hospital? ¿Sabían que iba a terapia? No quería humillar a Simone diciendo algo extraño, así que se limitó a responder preguntas de cortesía como la escuela y se retiró apenas pudo hacerlo.

Quiso volver con su grupo seguro, pero se cruzó con el jefe de Simone y no pudo ignorarlo.

—Buenas noches, doctor...— maldita sea, no recordaba su nombre.

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