Treinta

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Elly

Tras un mes lleno de lágrimas, miradas robadas e historias que nunca fueron contadas, Fred se fue a Nueva York. No fue a despedirlo al aeropuerto, pero no hizo falta. Había recibido su carta la misma mañana en que partió y tuvo el corazón roto por última vez a causa del cabeza de cobre.

Dos sesiones más con Susan y estuvo oficialmente libre de su depresión, el malentendido con su intento de suicidio fue aclarado y le dieron un bonito diploma. Pero se inscribió a un seminario gratuito en el recinto para tratar su ansiedad, pues no quería que le siguiera jugando en contra.

Lo demás transcurrió con tanta calma que parecía irreal: conoció a la pareja de Simone, cena una vez al mes con Erin para recordar viejos tiempos, un trabajo de medio tiempo en el Lune, actividades en el club de periodismo y juntas los fines de semana con sus amigas. 

Pocos meses después de la partida del cabeza de cobre, comenzó a pasar más tiempo con Zane. Se dio cuenta de que no era tan malo después de todo y que tenían mucho en común. Fue a verlo a un par de eventos de atletismo junto a Juno y dos meses después le pidió ser su novia oficial. Le dio su respuesta casi una semana después, intentando dejar atrás sus recuerdos.

Salieron juntos por casi dos años, pero nunca pudo decirle "te amo". A pesar de tener una clara conexión y una intimidad bastante cómoda, no fue capaz de cruzar ese límite. Zane no era tonto, pero a pesar de eso la quería de una forma que Elly nunca fue capaz de quererlo de vuelta.

La ruptura no fue ni la mitad de dolorosa que la primera, a pesar de haber salido casi el triple del tiempo que salió con Fred. Irían a universidades distintas y era claro que una de las partes no estaba tan comprometida como la otra. Zane le deseó lo mejor y que algún día pudiera ser feliz, pero no creía poder hacerlo. Lo sentía cada vez que veía una cabeza roja pasar por la calle.

En esos dos años nunca llamó a Fred, tampoco le escribió. Mantuvo contacto con sus amigos de la escuela, pero siempre evitaban mencionar el nombre del pelirrojo.

XxX

Elly jugó con el anillo en su dedo, algo que siempre hacía cuando estaba nerviosa. 

Había llegado a la universidad Ludgate hace apenas 10 minutos y ya quería salir corriendo. No estaba ansiosa, solo nerviosa. Nadie le había dicho que debía pasar por una entrevista.

—¿Srta. Elly Salvage?

—¡Aquí estoy!— se puso de pie de inmediato.

—Pase, por favor.

Entró en el pequeño despacho con aroma a incienso y la recibió una mujer joven muy bonita. Tenía la mitad de la cabeza rapada, un par de tatuajes y enormes ojos marrones.

—Hola, soy Cynthia Becker, jefa del departamento de psicología de la universidad— le estrechó la mano. —Tengo entendido que tienes una recomendación.

—Sí— le entregó la carta. —La escribió Susan Fisher, una ex alumna de esta universidad.

—Recuerdo a Susan— asintió Cynthia, abriendo el sobre. Lo leyó rápidamente y volvió a guardar la carta. —Bueno, la carta dice cosas increíbles sobre ti. Parece que hiciste un montón de trabajo comunitario en el Sonne, eso es genial. Háblame un poco sobre ti.

Con una especie de deja vú, le dijo lo que necesitaba saber. Su familia, la escuela, sus amigos. Le dijo lo que necesitaba saber para entender un poco mejor a Elly Salvage. Quería ir a Ludgate no solo por ser la universidad de Susan y la recomendación, sino porque estaba cerca del Lune.

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