Doce

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Juno le explicó la situación con su sordera. Había quedado medianamente sorda debido a un accidente cuando era más pequeña y no podía escuchar sin ese audífono en su oreja. Elly escuchó atentamente sin interrumpirla, claramente era un tema complicado de tocar para ella.

—¿Debería aprender lenguaje de señas?— preguntó.

—No, lo detesto. No quiero que me trates diferente— negó Juno. —Precisamente me gustas porque no me tratas diferente, y quiero mantener eso.

Elly retrocedió un poco. —¿Gustar cómo?

—Como amiga— aclaró Juno. —Porque somos amigas... ¿O era mi imaginación?

—Sí, lo somos— asintió Elly, un poco aliviada. —Gracias por confiar en mí.

—Simone no es buena guardando secretos, y ella quería decírtelo, pero le pedí que me diera tiempo para decirte yo misma— dijo Juno. —Parece que no le gusta ocultarte cosas.

No era por alabarse, pero Elly era quizás la persona que mejor conocía a Simone en el planeta, casi a la altura de su mamá. Tenían la clase de amistad que solo llega a encontrarse una vez en la vida.

—Gracias— dijo Juno tímidamente en voz baja.

—¿Por qué?

Juno sonrió. —Por nada. ¿Seguimos con la paleta de colores?

XxX

La entrevista acordada para Simone fue a la tarde siguiente después del almuerzo. Solo tuvo que mandarle un mensaje y aceptó. John no dejó de agradecerle por haber logrado algo imposible, aunque Simone impuso la condición de que debía ser ella quien le hiciera las preguntas.

Fred le sacó una foto, e insistió en tomarles una juntas.

—La doctora es bastante seria­— le comentó John.

—No la llames doctora, lo odia— se acomodó junto a Simone, notando algo inusual. —Te ves muy contenta, ¿Pasó algo bueno con la librería, o la tía Marie?

John y Fred intercambiaron una mirada confundida.

—Ayer hicimos un trato con el ala infantil del hospital, y compraron un montón de libros para los niños— explicó Simone. —Aunque estábamos bien con donarlos, fue una compra muy beneficiosa.

—¡Eso es genial! Le diré a mi mamá para celebrarlo.

John se le acercó, hablando en confidencia. —¿Cómo supiste que estaba contenta?

—Lo tiene escrito por toda la cara.

—Yo no veo nada diferente— intervino Fred.

Elly no se extrañó. Siempre tuvo la extraña habilidad de entender las emociones de Simone.

—Tienes que prestar atención a la curva de sus labios, el nivel de sus párpados y el brillo de sus ojos.

Ambos se quedaron mirando a Simone por unos minutos.

—Dejen de hacer eso, ¿No ven que la están molestando?

­—¡¿Cómo?! ¡Yo no veo nada!— exclamó Fred.

Decidió no hacerles caso y empezó la entrevista, con las preguntas que John había arreglado. Solo ella y la tía Marie tenían la habilidad para predecir las emociones discretas de su amiga.

Notó algo diferente en la entrevista, algo que no pudo descifrar. Simone parecía de alguna forma más suave, como si estuviera volando entre las nubes. También estaba distraída, tuvo que repetirle las preguntas dos veces. Si no la conociera, creería que estaba robando drogas del hospital.

La Búsqueda del SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora