Dos

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Elly se jaló el cabello, mirando la hoja de papel en blanco sobre su mesa. "Poema sobre la locura" fue lo que le pidieron de asignación. Nadie en su clase pareció ver la foto que había subido el fotógrafo loco hace unos días. Odiaba escribir poemas, ni siquiera leía poesía, ¿Por qué insistían en que los siguiera escribiendo?

Conocía un montón de gente loca, desde su familia hasta el fotógrafo. Incluso ella misma. Pero no podía escribir sobre ellos. El periódico escolar estaba ansioso por recibir un nuevo poema suyo, y el Director dijo que personalmente también lo esperaba. Estaba al borde de buscar un poema en internet de algún poeta poco conocido, cambiarle unas palabras y enviarlo.

—Bonita foto— le dijo Rosie, una compañera de clases. Tenía en sus manos la foto de Instagram que le había arruinado el fin de semana.

—Ese loco me sacó fotos a escondidas— gruñó en voz baja, arrugando la hoja de papel blanco. Si volvía a ver a ese loco, le iba a patear el trasero con tanta fuerza que necesitaría una almohada para la silla el resto de su vida.

Rosie se encogió de hombros. —Te ves muy bonita, por cierto.

—No me importa, voy a estrangular a ese loco.

—¿Vas a ir a hacer un escándalo a la clase de Artes?

La mente de Elly se detuvo por un segundo.

—¿Dices que ese loco está aquí?

—Es de la sección de Artes, lo vi esta mañana. Lo recuerdo porque su pelo me llamó la atención.

Elly se puso de pie. —Voy a patearle el culo.

—¿Por qué? ¿No te gustó la foto?

—¡Subió una foto mía sin mi permiso! ¿Eso no es un crimen?

Bajó las escaleras furiosa y caminó con rapidez hacia el edificio de primer año de Artes. Por más bonita y popular que hubiera sido la foto, seguía sintiéndose acosada al no haberlo consentido. Y traicionada. Ese loco le dijo que borraría las fotos.

—Se llama "libertad de expresión", y es legal en las redes sociales.

—¿Estás de su lado?

—No estoy del lado de nadie, solo señalaba un hecho.

Elly detuvo su paso. Estaba perdida. —¿En qué clase está ese loco?

—La clase 1-C, más adelante. No hagas un escándalo, por favor.

—No lo haré, solo voy a patearle el culo.

Avanzó hasta el salón con las letras "1-C" escritas por fuera. Con la mano en el pestillo, estuvo a punto de entrar y buscar al fotógrafo loco, pero no pudo hacerlo. Entrar de la nada en una clase ajena y patear a una persona es lo que un loco haría, y ella no estaba loca (o eso creía). ¿Y si Fred no estaba? Iba a quedar como una estúpida alrededor de sus antiguos compañeros.

—¿Qué pasa?— le preguntó Rosie.

—No puedo entrar de la nada— repuso Elly. —No estoy loca.

—¿Segura? Te ves bastante loca en este momento.

—Ve a buscarlo tú.

Sin oponer resistencia, Rosie entró al salón y fue directamente hacia al "cabeza de cobre" a pasarle el recado de que estaban por patearle el culo, luego huyó de la escena.

Al rato llegó Fred. Cuando vio de quien se trataba, puso una sonrisa de oreja a oreja, mostrando todos sus dientes. Elly quiso romperle todos los dientes de un puñetazo. Fred sin dudas estaba loco: llevaba lentes de color blanco con franjas amarillas, en vez de la corbata normal llevaba una de moño, se arremangó los pantalones para que mostraran sus tobillos y calcetines largos. Tampoco llevaba un cinturón, sino tirantes de varios colores bajo su blazer. Parecía un payaso.

La Búsqueda del SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora