¿No te pasó algo como que de pronto te vuelves un cantante famoso, ganas incontables premios, tienes muchos amigos y luego caes en lo más profundo de la soledad donde ya nadie te soporta y lo único que quieres es volver a tu pueblo con tus gallinas...
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Nick
«HOLA BIANCA» 03:23
«Perdón por gritar, todos están durmiendo» 03:23
«JAJAJAJA ENTIENDES?» 03:23
«Perdón por gritar de nuevo» 03:23
«Podemos hablar?» 03:23
«PErdón :(» 03:30
AMORCITO
«NICHOLAS BUCKET QUÉ RAYOS PASÓ AYER» 10:12
Fue lo primero que leí al despertar, tomé mi teléfono e intenté cerrar un poco los ojos para enfocar la pantalla, ¿de verdad tenía un mensaje de Bianca? ¿Por qué la tenía agendada así?
Me dolía la cabeza.
—¿Qué pasó ayer? —susurré sujetando mi cabeza.
Nadie podía responderme porque estaba solo en una habitación de hotel. Eso me dio risa. Ni siquiera era gracioso.
La risa duró poco, porque de pronto me dieron náuseas y corrí más rápido que el atleta más veloz del mundo hacia el inodoro.
Y me quedé dormido.
En el baño.
—¡Nick! —escuché de lejos la voz de alguien, unos segundos después, sentí como alguien me cargaba de nuevo para dejarme en la cama.
Abrí los ojos con cuidado y me hubiese gustado ver a un ángel, pero lo único que vi, fue el rostro de Kevin juzgándome.
—Buenos días —dije sonriendo con los ojos cerrados. Sí, los cerré de nuevo. No tenía ganas de ver cosas feas tan temprano.
¿No me podía haber despertado alguien más bonito?
—¿Cómo que buenos días? Son las cinco de la tarde. Hemos estado llamándote todo el día —intervino Rob—. No teníamos tu llave y Madeline no sabía cómo entrar, ¿dónde está la tarjeta? —preguntó un poco enojado—. Tuve que reprogramar una reunión para venir a verte porque no le abrías la puerta a nadie.
—No lo sé, creo que la guardé por ahí. —Señalé algún lugar al azar de la habitación—. No me acuerdo de mucho, si les soy sincero.
—Oh, yo te voy a refrescar la memoria. The Orb nos escribió hoy pidiendo unas disculpas de tu parte por insultarlos y toda la prensa está hablando de ti y tu amorcito misterioso. —Alzó una ceja con los brazos cruzados.
—¿Por qué debería pedir disculpas a The Orb? —Me reí, y varias cosas vinieron a mi mente de repente—. Rob, dime que lo que estoy recordando es un sueño, por favor.
