Veinticuatro

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—¡¡Habla!! —Me empujó contra la pared, veía sus ojos inyectados en odio, estaba tan enojado que no medía su fuerza

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—¡¡Habla!! —Me empujó contra la pared, veía sus ojos inyectados en odio, estaba tan enojado que no medía su fuerza. Me soltó al notar que no podía moverme. Tosí un poco cuando me liberó, solo quería respirar. —¡Habla, maldita sea! ¡¡Habla!! —Me sacudió los hombros y emití un ligero quejido.

—¡Andrew! —gritó una voz que venía hacia nosotros. No lo reconocí al inicio porque estaba mareado. Se puso en medio para separarlo de mí.

—¡Me dejaste mal en frente de todos! ¿Qué voy a hacer con todos los negocios en los que invertí? ¡Imbécil! —escupió esas palabras—. ¡Eres un irresponsable! ¡¡Debiste hacerlo a escondidas!!

—Yo no hice nada, te lo juro... —susurré, quería que se calme. ¿Por qué no me creía?

—Pues esa niña dice lo contrario. Y vas a pagarme cada centavo, Bucket. Te voy a hundir. Cualquier rata de alcantarilla va a vivir más feliz que tú desde ahora hasta el día en que te mueras. Estás arruinado y nadie podrá cambiar eso.

—¡Ya basta! —grité y lo empujé. Todo se distorsionó. Ya no veía a Andrew. ¿Estaba mi mamá ahí? —¡¡Ya basta!! —Lloré, lloré como nunca lo había hecho. Estaba sudando.

—¿Mi niño? —Oí su voz, se oía triste. —Eras el orgullo de esta familia.

Cerré los ojos. Grité. Al abrirlos, estaba sentado en mi cama.

—¿Nick? —Chase entró a mi habitación de golpe, llegó hasta a mí y puso una mano en mi hombro, me alejé rápido. Él asintió y quitó su mano de mí.

Estaba asustado, desorientado y no entendía que estaba pasando.

—Andrew... —musité. No podía parar de llorar.

—Fue una pesadilla, hermano. Tranquilo. —Se sentó a mi lado y suspiró—. Cuando llegué estabas descansando, así que no quise molestarte. Sé que no has estado durmiendo bien, Kevin me dijo.

Me tomó un momento recuperar la tranquilidad. Volví a hacer los ejercicios de respiración y poco a poco fue funcionando.

Tragué saliva y tomé una gran bocanada de aire.

—¿Ya se fue? Ha estado aquí desde ayer, ya no quiero molestarlo más. Si está aquí, dile que vaya a descansar, por favor. —Me sequé las últimas lágrimas que aún quedaban en mi rostro.

—Lo haría, Nick. Pero me amenazó y dijo que, si me pedías algo así, y yo te hacía caso, iba a ponerme de cabeza en la ventana. No sé si estaba bromeando, la verdad. —Chase alzó los brazos, sonreí de lado. —No me gustaría averiguarlo.

—No me gusta que este tema de las pesadillas se esté haciendo tan continuo.

—Creo que es momento de buscar ayuda profesional, Nick. Ir con un psicólogo es sano, incluso si piensas que no lo necesitas.

Luces, música y acciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora