Doce

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Un mes después del incidente de la heladería, el disco había sido estrenado y la gira nacional anunciada

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Un mes después del incidente de la heladería, el disco había sido estrenado y la gira nacional anunciada. Sopresa para todos que personas de otros países pedían fechas para ellos también. Nadie se esperaba eso. La gira 911 se volvió tendencia en varios países y todos estábamos fascinados.

Me encontraba en mi oficina tratando de escribir la misma canción de siempre, aún me torturaba con la misma melodía y las letras simplemente no querían ser escritas.

—¡Buenas tardes! —Bee saludó entrando con una caja de pizza y una gran sonrisa.

—Hey, Bee. ¿Por qué tanta felicidad? —Sonreí al ver a mi amiga, me gustaba verla así.

—¿No puedo estar feliz? —preguntó saludándome con un abrazo y dejó la caja en la mesa.

—Claro que sí, pero si hay un motivo, me encantaría saberlo —contesté cerrando el portátil y dejé el lapiz que sostenía en el vaso donde estaban todos los demás artilugios para escribir.

—Pues te contaré. Estoy a dos meses de graduarme y de librarme de los exámenes, nos hemos mudado oficialmente y mi relación con papá está mucho mejor. Es un buen momento para estar vivos, Julien Garnier. Además también estoy feliz porque mi mejor amigo se va de gira en menos de una semana y por fin está cumpliendo su sueño de vivir de la música. ¿No es hermoso?

—Lo es, sí. —Le di la razón asintiendo y ella abrió la caja para que empecemos a comer. Disfrutamos de un buen momento de pizza y chismes mientras escuchábamos música cuando Bee dijo algo que me hizo sobresaltar.

—Oye, Garnier. ¿Cómo vas con esa canción vacía? ¿Ya tienes más letras o solo la frase que me robaste?

—Nada, Bee. Esa melodía me tortura cada día y no tengo cómo llenar ese espacio. ¡Es terrible!

—Vamos, zanahoria. Déjame llenar ese mundo de tristeza —comentó con un tono dramático y a la vez burlón, pero aunque se iba a volver una tradición, iba perfecto con la canción. Entonces grité, la abracé y me puse a escribir.

—¿Va a ser una tradición el robarme frases cada vez que vengo a verte? —preguntó mi amiga y reí mientras anotaba la frase.

—Perdón, pero eres mi fuente de inspiración.

—¡Soy tu fuente de plagio!

Mi amiga y yo estuvimos riendo un rato más y agradecí esos momentos de felicidad. Lamentablemente no duraban mucho porque la alegría de Bee terminó con una llamada desconocida.

—¿Hola? —Bee contestó mientras yo intentaba robarle un poco de pizza, ella me golpeó la mano y me reí bajito—. ¿Sí? ¿Quién habla? —Mi amiga se tomó un momento mientras oía lo que le decía del otro lado de la llamada, pero dejé de jugar cuando vi que su rostro cambió—. ¿Qué? No, creo que te equivocaste de número... —Bee cerró los ojos un momento y sujetó su cabeza con una mano, como si le pesara—. Creo que no es buena idea hablar de esto por teléfono, ¿no crees? ¿Dónde podemos vernos? —Bee mordió su labio con algo de nerviosismo y asintió—. Bien. Esperaré tu llamado entonces. Gracias y hasta luego.

Luces, música y acciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora