Josephine
A pesar de que me encontraba en un estado físico que daba pena, tome los últimos centavos que guardaba en uno de los bolsillos traseros de mis vaqueros, y con eso pague por un asiento en el asiento trasero de un taxi. Le di la dirección de la casa de Hero al menudo señor con pinta de asiático, no sin antes recibir una mirada de curiosidad y asco por su parte. Preferí ignorarlo y clave la vista más allá del vidrio sucio de la ventana.
Me sentía cansada y sin ánimos de nada—bueno, tal vez si tenía ganas de algo—. Quería tomar uno de esos largos baños calientes en la tina que solían despejarme de las dudas y liberarme de toda tensión. También me hacía una buena taza humeante de café. Y probablemente también un móvil nuevo, que no estuviera tan estropeado como el de estos momentos. Suspire y apoye mi fría frente contra el asiento delantero.
Una decena de minutos más tarde, me encontraba frente a la mansión de los Fiennes. La fuente seguía emitiendo luces, al igual que los faroles; más, sin embargo, la casa estaba completamente a oscuras. Sabía que era una falta de respeto entrar a su hogar, así como así, sin avisar, ni nada, pero es que la casa parecía completamente sola. Al parecer, ni Hero ni Martha habían arribado el lugar.
Tome una bocanada de aire y frote las palmas de las manos contra los vaqueros, y después cruce los brazos por encima del pecho, protegiéndome del frío. La lluvia no había cesado, solo aminorado la fuerza, por lo que aún estaba empapada y propensa a una enfermedad viral. Mordí mi labio inferior y decidí que no quería pasar toda la noche de pie en este lugar, por lo que accedí a ingresar en la casa, aunque probablemente era un delito.
Caminé con cuidado hacía un extremo de la casa. En el trayecto hacía aquí, había comprobado que las llaves habían quedado tiradas por ahí. Así que no tenía ninguna forma de entrar, y tampoco quería formar parte de un tutelar para menores, así que lo mejor sería si solo me quedaba dormida en el patío trasero hasta el amanecer, para después levantarme antes de que alguien me viera, era muy sencillo. Me cole entre las húmedas enredaderas y escale sin mucha dificultad el muro de piedra, hasta aterrizar dentro del patío con perfección. Para mi fortuna, el tobillo que me había lastimado no era una cosa tan grave, por lo que no me importaba. Eche varías miradas y me percaté de que nadie anduviera por ahí, entonces, salí de mi escondite y corrí hacía una pequeña banca, tirando sin cuidado mi bolso y aventándome sobre ella. Cruce los brazos por encima de mi cabeza y con ellos forme un tipo de soporte para esta. Cerré los ojos y exhalé fuertemente. Por lo menos podría pasar toda la noche en tranquilidad. O al menos eso creía yo.
Me levanté con brusquedad cuando sentí que alguien se recostó a mi lado.
Hero se encontraba pensante a mi lado, con una expresión de serenidad que no conocía en él. No estaba tan empapado como yo, pero, aun así, el agua había logrado que sus delgadas ropas se adhirieran a su piel como una segunda capa. El hacía lograr que cualquier cosa se viera perfecta, pensé. Me imagine que solo yo, con mis ropas húmedas y colgantes, lograría que cualquier persona quedara con el efecto contrario del que Hero lograba crear. Él era el Sol y yo... bueno, no podría decir que una Luna. Más bien como un meteorito. Si, un meteorito gris y lleno de huecos que no servía más que para destrozar y uh, también hacer daño.
¿Qué pasaría si un meteorito impactara contra el Sol? Probablemente se derretiría. Justo como yo me estoy derritiendo en estos momentos.—Que sorpresa encontrarte justo aquí —Dijo él, sin despegar su mirada del cielo—.
—Yo... Eh, pe-perdón. Pensé que-que...
— ¿Qué aún no había nadie en casa? —Pregunto él, irónico. Por alguna extraña razón, yo asent
—. ¿Qué haces aquí?
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Corazón Ciego | Herophine
FanfictionCC| Adaptada. 🥇JOSEPHINE LANGFORD (16/10/2021) 🥇 HERO FIENNES-TIFFIN (26/01/2022) Todos los créditos van dirigidos para la autora original de esta historia.