veinticuatro

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Josephine

Una leve brisa y los rayos de sol colocados sobre mi rostro provocaron que abriera los ojos perezosamente y me concentrara en el techo de madera sobre mí. El ventilador hacía ruidos sordos y una mosca volaba alrededor de mi cabeza. La espanté con un manotazo y me giré a mi derecha, frunciendo el ceño. 

Titan, con el torso desnudo, roncaba sin ton ni son, refunfuñando y moviendo la sabana sobre su barbilla. Me espanté tanto al verlo sobre mi cama, hasta que recordé que él y yo compartíamos la misma habitación. Aun así, no era nada cómoda la situación.

Me salí sin hacer mucho movimiento de ahí, rascándome la cabeza y gimiendo por lo bajo cuando mis pies descalzos tocaron el suelo frío. Le eché un último vistazo al chico y no pude evitar sonreír. Cuando dormía era tan parecido a su hermano... Solo su expresión, ya que físicamente no eran muy parecidos.

Sacudí la cabeza y camine hacía un espejo que se encontraba colgado sobre la pared. Mi cabello ondulado estaba tan grifo y enredado que probablemente ni una ducha bien caliente podría arreglarlo. Mis ojos estaban hinchados y lucían un lindo color verdoso que me hacían parecer más bronceada. Muy bien, no amanecí con tan mal aspecto, solo que... ¡Demonios! ¿Qué es eso? Lleve una mano hacía mi cuello, mientras que con la otra me apartaba rápidamente un mechón de cabello que me hacía dificultosa la vista.
Ahí, bajo mi barbilla y mostrándose demasiado obvio, varías marcas rojas que me cubrían la mitad del cuello. No, no eran cardenales. Entonces, ¿Qué?
Ah... Claro, lo había olvidado. Hero. Él había tenido la culpa, él me había hecho esto la noche anterior. Por supuesto.

Me vinieron a la mente tantos recuerdos sobre anoche, volviéndome un poco acalorada y logrando que mis mejillas se encendieran al rojo vivo. Estuvimos a punto de hacerlo... No.

Olvídalo. Tienes que sentirte orgullosa por no haber dejado que nada más ocurriera. Muy bien Josephine.

Agh. Sin embargo, ¿Qué haría para ocultarme estas cosas? No podría ir por ahí mostrándole mi cuello a cualquiera que se cruzara en mi camino. Mucho peor, no podía dejar que ni Titan ni Martha las vieran. Mucho menos Lila...

Espera un momento. Podría estar más que segura que de haberle hecho lo mismo a Hero. Fue algo así como "marcando territorio". ¡Rayos! Si Lila las notaba entonces yo...

— ¡Hero Beauregard Faulkner Fiennes-Tiffin! ¡¿Qué significa esto?! —Un grito proveniente de la cabaña de al lado resonó en toda la estancia como un ensordecedor trueno en un día de lluvia.

Titan se despertó rápidamente y temeroso, abriendo los ojos como platos y mirando desorientado hacia todos lados. Llevé mis manos hacia el cuello por inercia y corrí hacía la pared, para escuchar más. Titan me miro confundido y solamente alcé una ceja y le hice un gesto de que no dijera nada. Él lo capto.

— ¡Estas mintiendo! ¡Esas marcas no aparecieron solas! —Lila seguía gritando como poseída y sentí lastima por Hero. No quería ser él en estos momentos—. ¿Quién fue? ¡¿Fue la estúpida de tu niñera!? Dímelo, ¡HERO!

Trague duro al oír como la puerta de al lado se abría y cerraba fuertemente. Paso, paso, paso. Toc, toc... — ¡Tú! ¡Estúpida mojigata! —Mire a Titan con los ojos como platos, mientras me giraba para ver a la rubia con la cara desfigurada por la rabia. Valla que las modelos eran temperamentales—. ¡Desearas no haber nacido!

Ups. Creo que metí la pata. Un poquito.

Lila me tomo por el cabello, jalando hacia abajo y provocando un ardor terrible en mi cráneo. Solté un grito lastimero, apretando con fuerza la mandíbula y chillando por el dolor. Ella solo jalo más fuerte y me empujó hacia la cama, provocando que cayera sobre Titan y que este saliera disparado de la colcha. Me imaginaba que no quería participar en una pelea de gatas.

— ¡¿Por qué te andas revolcando con mi novio?! ¡Eres una estúpida! —Lila bufo, dilatando su operada nariz—. ¡Ven acá!

Grite mientras veía como corría hacía mí; Con los brazos extendidos y entrecerrando los ojos. Parecía sacado de una película de terror. Realmente escalofriante.
No lo pensé más y salí rápidamente de la cama, por lo que ella cayó sobre esta, levantando su cabeza y fulminándome con la mirada. Me estremecí. Si las miradas mataran yo ya estuviera muerta desde hace mucho tiempo.

— ¡Lila detente ya! ¡Pareces psicótica! —Le grite, aventándole una almohada y todo lo que veía a mi alcance para defenderme. Ella no se inmuto—.

— ¡Eres una...! —No pudo terminar la frase gracias a que Titan la tomo por los brazos y la pego hacía el—. ¡Suéltame ya! ¡Eres más estúpido que Hero!

—Josephine, es mejor que vayas a buscar a mamá y le digas que venga acá. No puedo aguantar a esta por tanto tiempo...

— ¿Esta? ¡¿Esta?! ¡Esta tiene su nombre! Baboso...

Salí de ahí antes de que las cosas se pusieran más feas, cerrando la puerta y poniendo una pequeña barrera entre la rubia y yo. Ah que cosas.

Caminé hacia el centro de las cabañas y me percaté de que la camioneta oscura no estaba. Eso significaba no Martha. Ósea que no estaba segura. Ósea que Titan no soportaría a ese saco de huesos durante mucho tiempo y entonces vendría por mí. Ósea que tenía mi muerte dado por seguro y jamás tendría una familia con mi Hero y ... Bien, me estoy desviando del tema. Pero, a todo esto, ¿Dónde estaba Hero?

Recorrí el lugar, abriendo los ojos para ver si daba con él. Ya que siempre me era difícil percatarme de su existencia gracias a su "soy el señorito más misterioso del planeta y no puedes sentir mis movimientos", pues exactamente no podía hacerlo, ya saben, sentir sus movimientos.

Estaba a punto de entrar en su cabaña, hasta que algo me llamo la atención. Un movimiento en el agua. Turbulento, ruidoso. Alguien como...

— ¡Hero!

Corrí hacía el borde que separaba las cabañas con el lago, extendiendo mis brazos para intentar alcanzar a Hero, que se hundía en el agua mientras pataleaba y movía sus brazos como demente. Mi pulso se disparó y la temperatura descendió. No. No permitiría que nada le pasara.

—¡Hero! ¡Deja de patalear y ponte a nadar! —Le chille mientras seguía tendiéndole mi mano, aunque era inútil, ya que no podía oírme por tener la cabeza bajo el agua. De pronto, su rostro emergió del agua y busco el lugar de donde provenía el ruido. Tenía los ojos bien abiertos, con el semblante pálido y la cara deformada por el frío. Estaba tragando demasiada agua. Se ahogaría en cualquier momento.

Tenía que ayudarlo. No podía dejarlo simplemente ahí, a su suerte. No podía ir a buscar a nadie porque, ¿Quién sabe? Tal vez en mi ausencia llegaba a hundirse totalmente y... No. Es ahora o nunca. Tenía que hacerlo. Y lo haría, por él.

Como yo había dicho hace ya tiempo; No sabía nadar. ¿Qué podría hacer? Si me aventara junto a él, los dos terminaríamos ahogados.

Más sin embargo valdría la pena intentarlo.

Trague aire mientras me despojaba del pantalón del pijama y la sudadera, sintiendo como las lágrimas recorrían mis mejillas sin piedad y me hacían poner los pies sobre la tierra.

Tenía tanto miedo; Por verlo en el agua, ahogándose y buscando mi ayuda, y también por mí. No quería hacer esto, pero arriesgaría mi vida por él. Semejante empeño en ser su niñera, ¿No? Pues lo siento, pero la respuesta era no. Arriesgaría mi vida porque lo amaba, y lo demás no importaba en lo absoluto. Y si tuviera que morir por alguien, quisiera que fuera por Hero, porque después de todo lo que habíamos pasado juntos yo no permitiría que nada le ocurriera.

Simplemente así de sencillo.

Apreté los ojos con fuerza, evocando su rostro para mí misma y cerrando las manos en puños, precipitándome hacia el agua y observando lo que sería por última vez mi vida como la conocía.

Corazón Ciego | HerophineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora