veintisiete

400 41 2
                                    

Josephine

— ¿Pero qué mierd...?

—¡Josephine! ¡No te permito que utilices ese lenguaje en esta casa! —Dijo mi padre saliendo de la sombra en la que permanecía oculto. Suspire aliviada—.

—Perdón papá. Me diste un susto de muerte —Tome una servilleta que había sobre la barra de madera y me coloque en cuclillas para limpiar el desastre que había hecho. Papá se acercó a mí y comenzó a remover los pedazos de vidrio con mucho cuidado—. ¿Qué hacías? Pensé que ya estabas durmiendo.

—No realmente. Tu madre si es la que está durmiendo —Admitió, levantándose y colocando los vidrios en el basurero. Sacudió sus manos y me ayudo a incorporarme—. He recibido una llamada.

— ¿Ah sí? ¿Quién era? —Pregunte, sentándome sobre un banco y tomando un plátano que había sobre el frutero—.

—Era Martha, la madre de Hero—Deje de masticar y enfoque toda mi atención en mi padre, que tenía el ceño fruncido y las manos sobre el regazo—.

— ¿Y bien? ¿Qué fue lo que dijo?

Papá mordió su labio inferior y me miro por unos segundos, con una expresión inerte en su mirada. Me desespere.

— ¿Papá? Vamos, habla. Me tienes preocupada, ¿qué es?

Rasco su cabeza y suspiro. Después, el contesto—. Es sobre Hero. Me dijo Martha que mañana mismo regresarían aquí. Al parecer han encontrado un cirujano que... Probablemente podrá operar a Hero por lo de su ceguera. Al parecer en dos días. ¿Oíste? Hay posibilidades de que pueda recuperar su vista...

¿Acaso había oído bien? ¿Realmente había escuchado bien? Todo parecía tan imposible... Tan surrealista. Al parecer, había esperanzas de que Hero, mi hermoso novio de los ojos pálidos pudiera recuperar su vista. Al fin podría ver. Podría observar el nuevo mundo que había tejido en estos meses. Con sus amigos, con su familia. Conmigo. Podríamos vernos finalmente a los ojos, tener un romance normal. Podríamos querernos como dos adolescentes, amarnos como dos personas dementes. Sin barreras. Nadie nos podría detener ahora.

Mis ojos se llenaron de lágrimas y sonreí como tonta, no me importo que mi padre me viera. Esta demasiado feliz. Me levante de golpe y me acerque a él, abrazándolo y riendo.

— ¡Es la mejor noticia que me has dado en toda mi vida! ¿Lo entiendes? ¡Recuperara la vista! —Enterré mi rostro en su camiseta y sentí a sus brazos envolverme en un abrazo. Papá me separo de él y me volvió a dar esa mirada seria que tenía—.

—No lo entiendes. No quiero que te hagas esperanzas. Sé que es grandiosa la noticia, pero, ¿Qué tal si no todo funciona de acuerdo a los planes? No quiero que te hagas falsas ilusiones.

—No te preocupes, papá. Sé que todo irá bien.

Porque al fin alguien me daba una buena noticia. Yo me merecía, aunque sea un poco de felicidad. Después de tantas desgracias y malentendidos, ya era mi turno para burlarme del destino y restregarle en la cara toda la mala suerte que me había echado sobre los hombros. Al fin podría ser feliz y nadie me iba a quitar eso, absolutamente nadie.

El día siguiente me levante más temprano de lo normal, con una gran sonrisa en mi rostro. A las nueve de la mañana ya me había duchado, había limpiado mi cuarto, había hecho el desayuno para mí y para mis padres y también había fregado todos los trastes. Papá y mamá tenían que volver a sus labores; Papá a su trabajo y mamá a buscar uno nuevo, ya que había perdido el que tenía. Esperaba que tuviera algo de suerte.

Yo simplemente me quede en casa, viendo la programación de la televisión sin encontrar nada divertido. También comencé a leer un libro empolvado que se encontraba en la repisa más alta de la pared de mi cuarto, y me aburrí a la vigésima hoja. Bien, al menos sabía que haberse levantando tan temprano era una mala idea.

Sin embargo, eso no bajo mis ánimos. Tenía todo el día por delante; Podía ir a dar una vuelta por el centro, podía comprar más ropa, podía...

¡Es cierto! Mi ropa. Y mi carro también. Había dejado muchas pertenencias en casa de Hero, cuando me mude por un muy pequeño tiempo bajo su techo. Ojalá que hubiera alguien en su casa.

Volví a cambiarme de ropa, esta vez optando por algo un poco más abrigador. Vaqueros y un cardigán con una vieja camiseta que decía "Artic Monkeys" y que apenas me quedaba. Tome un bolso y lentes de pasta negra, un poco de dinero, y después salí de casa, buscando un taxi que pudiera llevarme.

Media hora más tarde y después de haber caminado más de cinco cuadras desde mi casa, había encontrado uno que me había llevado hacia casa de Hero. Después de haberle pagado, me baje rápidamente, caminando hacia la entrada de la casa. Toque el timbre y también toque la puerta.
Uno, dos tres.

— ¡Esta abierto! —Grito alguien desde dentro. Más bien, Hero gritaba desde dentro. Empuje la puerta y lo observe. Estaba sentado en el sillón de la sala, con un tazón de cereal entre las piernas y una cuchara en la boca. Llevaba el cabello alborotado y un pijama blanco. No pude evitar sonreír aún más y me acerqué a él, dejando mi bolso sobre el suelo—. ¿Quién es? —Pregunto con la boca llena—.

—Solo yo —Me senté a su lado y retiré la cuchara de su boca. Él sonrió e inclino su cabeza hacia mí, dándome un beso rápido. Se lo devolví y le di un abrazo. El coloco el tazón de cereal en la mesilla frente a nosotros y se separó—. ¿Estás solo?

—No. Mamá y Titan acaban de salir, hace menos de cinco minutos. Pero entonces llegaste tú a hacerme compañía, así que... No. Técnicamente no estoy solo.

Golpee levemente su hombro—. Que gracioso —Dije sarcástica. El rio y yo aproveche para cambiar de tema—. Oye, me han dado las buenas noticias.

— ¿Uh? ¿Qué cosa...? Ah, hablas de... ¿Quién fue? —Pregunto, frunciendo la nariz—. No es justo, yo quería ser el primero en decírtelo.

—No te preocupes, ¿Vale? Mejor cuéntame, ¿Cómo te sientes? —Me aleje de él y tome sus manos—. Deberíamos de ir a celebrarlo.

—Al principio me sentí muy feliz. Ya sabes, mamá estaba llorando cuando me dio la noticia. Aunque ahora me da un poco de miedo —Rasco su cabeza y prosiguió—. Sé que no todas las personas tienen posibilidades como esta, pero aun así estoy nervioso. No sé si este preparado.

— ¿Cómo puedes decir eso? ¡Por supuesto que lo estas! Es un paso grandísimo y me alegra estar a tu lado en estos momentos. No tienes por qué sentir nervios, aunque es lo más natural.

Hero me apretó aún más la mano y miro hacia otro lado—. Pero, ¿Qué tal si no marcha según lo planeado? Existen las mismas posibilidades de que pueda recuperar la vista como las que no. ¿Y qué tal si no sucede nada? —Susurro esto último y frunció el ceño—.

—No te preocupes, y por favor ya deja de ser negativo. Te prometo que todo irá bien —Acaricie su rostro con mi mano libre. El dejo de respirar y acerco su rostro con el mío—.

— ¿Usas lentes? —Pregunto él. Me aleje y me los quite, dejándolos aún lado de mi bolso—. No, no. Lo siento. ¿Qué ibas a decir?

— Josephine —Dijo él entre susurros—, me dijiste que debíamos de ir a celebrarlo, pero yo no quiero ir a ningún lado. Quedemos aquí —Pego su frente contra la mía y sentí su aliento caliente sobre mi boca. Mordí mi labio inferior—. Tenemos varias horas antes de que lleguen mi mamá y mi hermano. Por favor, por fav-...

Lo callé de una buena vez, plantándole un beso suave. Me aferre a su cuello y el coloco sus manos sobre mi espalda, intensificando el beso. Lo oí gruñir y solté una risotada, nerviosa. Poco a poco se fue inclinando sobre mí, recostándome sobre el sillón. Hero comenzó a descender su boca hacía mi cuello, mientras que con sus manos jugueteaba con el cierre de mis vaqueros. Lo detuve.

—Aquí no...

Hero dejo de besarme y levanto su rostro en mi dirección. Alzo una ceja y me miro literalmente, molesto—. ¿Por qué no? ¡Siempre dices lo mismo! "No Hero, aquí no podemos, no en este momento, que tal si alguien nos encontrara" ...

Tome su rostro entre mis manos y le plante un beso de nuevo—. Cállate y déjame terminar. Aquí no. Mejor vamos a tu cuarto.

[-3]

Corazón Ciego | HerophineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora