Sherlock sonrió como un niño en una chuchería, y rodeó el cuello de su amigo con las pálidas manos, bajo la bufanda. A John no le salían las palabras, estaba consternado, confundido y enfadado a la vez. Le dolía la cabeza nada más ver al detective en esa actitud. Era cierto que éste nunca comentaba nada cuando les confundían con una pareja, pero ésto era pasar de un extremo a otro. No era posible que le gustase a Sherlock, que tanto se reía de él y que parecía tan misántropo.
Cogió las manos del moreno con las suyas, temblorosas, y se las intentó apartar del cuello. Sherlock retiró su cara de la de John, confuso.
-Vamos, a mi no me engañas. No te hagas el maduro -susurró el detective recobrando la sonrisa.
-Sh...Sherlock. ¿Qué está pasando? -preguntó Watson con un hilo de voz. -¿T..te gusto? No me hagas reír, tú no eres de relaciones, no eres de contacto humano. ¡Por dios, Sherlock, te estás drogando otra vez! Es eso, ¿verdad?
Sherlock se puso serio de nuevo y se apartó, alejándose hasta la ventana, donde se quedó observando la calle con una mano en el bolsillo y la otra en la frente.
-Perdona, John. Sí, he estado consumiendo, pero no me des sermones, ¿quieres? Olvídalo.
No, Sherlock no había tomado nada, ni estaba enfermo. Tampoco sabría decir qué le pasaba, pero eso no.
Dio media vuelta, peinándose el pelo rizado con la mano derecha, y avanzó de nuevo hasta John.-Mira, olvidemos ésto y-
-Mi abrigo, John- le interrumpió el más alto.
Watson cerró la boca y se quitó la bufanda y el oscuro abrigo, tendiéndoselo al detective.
-Me ha llegado un mensaje de Jim. Volveré para cenar.
¿Acababa de llamar a Moriarty por su nombre? Ya lo había hecho antes, pero John no le había dado importancia en otras ocasiones. ¿Había recibido de verdad un mensaje o sólo estaba evitando la situación? Fuera lo que fuese, John no quería que se fuera. Si de verdad estaba colocado, corría peligro quedando con aquel psicópata.
Sherlock se acomodó la bufanda y el cuello del abrigo y se fue de un portazo. Watson sabía qué hacer, -además de buscar droga por los cajones y quemarla-, seguir a su compañero y detenerle antes que hiciese una tontería en compañía del enemigo. ¿Por qué más que instinto protector hacia su amigo, sentía celos? Estúpido, se sentía estúpido. Le recorría el cuerpo una necesidad de volver a oler el pesado abrigo, como a frambuesa, seguramente del teatrillo del otro día. Sonrió al pensar en ello.
Sí, Sherlock era odioso, pero no podía aguantar estar sin él cerca. Podría decir que era su mejor amigo tranquilamente, pero no era eso. Era algo diferente. Estaba consternado, confundido y enfadado a la vez. Le dolía la cabeza nada más ver el detective en esa actitud. Era cierto que éste nunca comentaba nada cuando les confundían con una pareja, pero ésto era demasiado. No era posible que le gustase a Sherlock, que tanto se reía de él y que parecía tan misántropo.
Cogió las manos de Sherlock con sus manos temblorosas y se las intentó apartar del cuello. Éste retiró la cara de John, confuso.
-Vamos, John, a mi no me engañas. No te hagas el maduro. -susurró recobrando la sonrisa.
-Sh..Sherlock. Qué está pasando. -dijo Watson con un hilo de voz. -¿T..te gusto? No me hagas reír, tú no eres de relaciones, no eres de contacto humano. ¡Por dios, Sherlock, te estás drogando otra vez! Es eso, ¡¿verdad?!
Sherlock se puso serie de nuevo y se apartó, alejandose hasta la ventana, donde se quedó observando la calle con una mano en el bolsillo y la otra en la frente.
-Perdona, John. Sí, he estado consumiendo, pero no me des sermones, ¿quieres?
No, Sherlock no había tomado nada, ni estaba enfermo. Tampoco sabría decir qué le pasaba, pero eso no.
Dio media vuelta, peinándose el pelo rizado con la mano derecha, y avanzó de nuevo hasta John.
-Mira, olvidemos ésto y-
-Mi abrigo, John
Watson cerró la boca y se quitó la bufanda y el oscuro abrigo tendiéndoselo al detective.
-Me ha llegado un mensaje de Jim. Volveré para cenar.
¿Acababa de llamar a Moriarty por su nombre? Ya lo había hecho antes, pero John no le había dado importancia en otras ocasiones. ¿Había recibido de verdad un mensaje o solo estaba evitando la situación? Fuera lo que fuese, John no quería que se fuera. Si de verdad estaba colocado, corría peligro quedando con aquel psicópata.
Sherlock se acomodó la bufanda y el cuello del abrigo y se fue de un portazo. Watson sabía qué hacer, -además de buscar droga por los cajones y quemarla-, seguir a su compañero y detenerle antes que hiciese una tontería en compañía del enemigo. ¿Por qué más que instinto protector de su amigo, sentía celos? Estúpido, se sentía estúpido. Le recorría el cuerpo una necesidad de volver a oler el pesado abrigo, como a frambuesa, seguramente del teatrillo del otro día. Sonrió al pensar en ello.
Sí, Sherlock era odioso pero no podía aguantar estar sin él cerca. Podría decir que era su mejor amigo tranquilamente, pero no era eso. Era algo diferente. "¡Ah, por dios, ni que fuerse gay!" Gritó John en voz alta.
Al ver que perdía el tiempo, fue hacia la habitación a por ropa. Entonces recordó que no tenía nada, y rápidamente cayó en la única opción si quería llegar a tiempo.
Avanzó lentamente, con miedo a encontrarse trampas de reconocimiento facial o algo por el estilo, y llegó a su destino, la habitación de al lado.
Una vez allí, abrió el armario de Sherlock.