-¿Puedes devolverme mi móvil?- preguntó John intentando ocultar el miedo.
Moriarty sonrió ampliamente y le tendió en teléfono desde su posición.
Watson se consumía en nervios, pues tenía muchas ganas de volver a casa y estar con Sherlock, pero antes tenía que resolver todo aquel percal, y él sólo. Estaba demasiado acostumbrado a ser el 'ayudante' del detective.Tecleó el número de Sherlock de memória y esperó.
-Jim, dime qué es lo que quieres, haré lo que sea, pero dime dónde está John.
-¡Sherlock, soy yo, soy John!
Oír la voz del otro les hizo sentirse protegidos, a pesar de que no estuviesen cerca.
-¿Te ha hecho o dicho algo? Por dios, dime dónde estás, iré enseguida- dijo el moreno.
-Sherlock, Moriarty me va a matar, ayúdame...por favor.
Al oírlo, Jim rió y alzó las manos para mostrar que no iba armado, regodeándose.
-Pero bueno, John, menuda mierda, qué fácil se lo has puesto -dijo después.
Aquello era totalmente absurdo, sin ninguna finalidad. John comenzó a dudar sobre si de verdad había explosivos en su piso o Moriarty solo se reía de ellos para pasar el rato. Pero no podía arriesgarse, puesto que estaba tan mal de la cabeza que era capaz de cualquier cosa.
-¿John? ¿Sigues ahí?
-Sí, sí, sigo aquí, Sherlock -dijo John ahogando la voz.-Estoy en una fábrica abandonada de la zona industrial. Pero no importa, no llames a nadie o morirá todo el mundo. Me quedan unos minutos, no te esfuerces en llegar.
Moriarty sonreía como un niño, haciendo como que aplaudía a John. Éste pensaba la manera de decir a Sherlock lo que Jim quería oír.
-¡John, ponlo en manos libres, no me lo quiero perder!- gritó.
Sin otro remedio, lo hizo.
-John, ahora mismo voy a ir hacia allí y no te va a pasar nada, ¿me oyes? Como ese cerdo te toque un pelo no lo contará.- La voz del detective resonó por toda la estancia.
-Sherlock, antes de que me vaya, yo...-empezó John, sabiendo que no hacía falta inventarse nada. Bastaba con hacer realidad lo que todo el mundo solía decir. ¿A quién no le gustan los dramas románticos?
-John, no hace falta que digas nada. Siempre he sido un estúpido, y es culpa mía que nos estemos diciendo esto por teléfono. Estoy de camino, mantente con vida. -dijo Sherlock con la voz entrecortada.
John comenzó a olvidar que todo aquello era ficción, pues tras oír a Sherlock se dio cuenta de que verdaderamente no era una farsa. Se echaban de menos y estaban preocupados el uno por el otro. No hacía falta hablarlo, estaba todo dicho. Nada podía evitar que estuviesen juntos.
-Sherlock, lo siento. Siento ser siempre al que secuestran, siempre el estorbo. Te prometo que esto no pasará más. Nunca.
-John, ¿qué haría yo si no te pasaran estas cosas? Es un placer para mi poder salvarte la vida, y lo seguiré haciendo las veces que haga falta, ¿estamos?
Moriarty escuchaba atentamente la conversación con satisfacción. Él sólo quería ver cómo tenía razón. Daba igual si John se desviaba del tema, ver a esos dos juntos era lo que más gracia le hacía.
-Sherlock, te juro que cuando llegues...
Antes de poder acabar la frase, un fuerte golpe metálico rompió su voz.
Sherlock entraba corriendo desde una de las puertas del módulo, móvil en mano.