Ojalá así sea
Ha decidido guardar en secreto el estado de su padre, no quiere hacer sentir lástima.
Solamente hasta el momento le ha contado a Sasha pues ha estado atenta de ella, a comparación de otras personas...
Otra vez se encuentra sola en su habitación a oscuras. No ha podido conciliar sueño y el reloj marca que son las 5:36 am.
Tal vez sería buena idea avisar que no irá a sus prácticas profesionales y quedarse en casa a dormir y pasar tiempo con su padre, seguro que necesita que alguien le levante el animo. Además, no quiere dejarlo solo en estos momentos.
Esa idea suena tentadora. Puede inventar que tiene que resolver unos asuntos de la universidad.
Cambia de posición y se acurruca nuevamente en la almohada.
Tras otros segundos de pensarlo ha llegado a su conclusión, definitivamente no irá a sus prácticas. Asunto arreglado.
Toma su celular para programar una alarma para avisar con tiempo sobre su falta y en cuanto enciende la pantalla se percata de algo curioso...
Levi si respondió su correo.
Deprisa abre el mensaje y su corazón se detiene por unos microsegundos.
"Buen día. Lamento saber sobre el estado de tu padre y comprendo la situación. Me encantaría hablar contigo para finalizar el trámite de tu papeleo.
Como tu ex-profesor y ahora amigo, también me gustaría tratar contigo sobre el asunto personal pues es repentina esta decisión. Te llamaré lo más pronto posible. Espera mi llamada".
Sonríe levemente.
La llamará, al fin se pondrá en contacto con ella.
Tal es su emoción que por fin se dignó a dormir sin haber programado su alarma.
Cuanto anhela su atención, aunque sea por unos minutos. Una llamada para hacerle saber que no esta sola en esto y aunque esté a la distancia, ella lo tiene consigo como él a ella.
Solo espera que no tarde mucho en comunicarse. Solo eso.
Ojalá no tuviera que recurrir a este medio para contactarse con él, pero piensa que con suficiente esfuerzo, amor y una conversación del asunto podrán tomar nuevas alternativas y más rápidas.
Ojalá así sea...
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La regla de oro
FanfictionToda mujer tiene derecho a enamorarse libremente, pero los hombres casados están prohibidos. Enamorarse o engatusar a uno de ellos es traición hacia la sociedad femenina, o eso es lo que declara la regla de oro que inculcaron a Mikasa desde pequeña...