Miradas que no debieron cruzarse
Una ligera llovizna da la bienvenida a otro nuevo inicio de semana a casi mitad de semestre. Se han encontrado a la mitad del camino. Una capucha es lo único que cubre a Mikasa por lo que Levi le comparte su paraguas. Ambos se dirigen lentamente al aula en silencio, saben que no hay compañeros esperando. El sonido de las gotas caer sobre el suelo les es reconfortante, sumando la música que se reproducía a bajo volumen en los audífonos de la chica.
Mikasa le mira de reojo y se encuentra con la mirada de su profesor. Dada a la confianza brindada en aquella conversación informal en la jardinera hace semanas atrás, ahora ya no teme mirarlo fijamente hasta perderse en el interior de sus ojos, algo que hace faltar a sus principios.
En los días siguientes después de aquella conversación, ambos solamente han fijado las miradas más tiempo de lo que "normalmente" harían cualquier profesor y alumna. ¿Eso puede ser una falta a la regla de oro? Durante estos días se lo estuvo preguntando, pero precisamente en este momento ha mandado al demonio todo su orgullo y principios hacia esa regla.
Mamá y Papá no les gustará saber que su pequeña hija se siente atraída por su querido profesor, un hombre casado.
Será casado, tendrá mujer quien le espere en casa y será poco el tiempo en el que se conocen, pero la atracción es inevitable. No le importa el hecho de no ser correspondida, pero estar cerca suyo le llena de tranquilidad.
–¿Por qué siempre llegas antes que tus compañeros? – Levi rompió el contacto.
Su corazón da un brinco brusco, juega con sus manos y ambos siguen caminando lentamente. No puede decirle que se esfuerza en madrugar para poder estar a solas con él.
–Vivo lejos de aquí– no mintió del todo.
–Ya veo...
–¿Y usted...?
–Solo costumbre.
Al estar enfrente de la puerta ella trató de abrirla, pero la perilla no giraba. Seguro que el prefecto aún no ha pasado a quitar el seguro.
No hubo necesidad de hacérselo notar a Levi pues él mismo observó la situación. Mikasa pegó la espalda contra la pared, siendo imitada por su profesor después de cerrar su paraguas. Ambos se quedaron mirando hacia la nada.
–Esa canción me agrada...– comentó Levi.
–¿Perdón?
–Puedo escuchar tu música desde aquí– señaló sus audífonos.
Mikasa se sonrojó levemente, retiró un audífono y lo ofreció, algo que al otro le dejo perplejo.
–Mikasa, no...
–Al parecer ambos estaremos esperando un poco más. Vamos, solo esta canción...
Levi miró alrededor y al ver que ambos estaban completamente solos, aceptó el audífono. La canción volvió a reproducirse desde el inicio. Love de Lana del Rey se hizo presente en el paisaje.
–Este tipo de canciones me hacen recordar mi juventud– sonrió a la nada.
–Usted aun es joven– sacó de su bolsa un paquete de galletas de avena y le extendió una.
–Mi tiempo ya ha pasado– la aceptó.
–No diga eso, uno siempre es joven. Aunque hable como un anciano, pero lo es.
Mientras el canto tranquilo de Lana refleja el éxtasis por el amor y la juventud, Levi mantuvo su sonrisa y Mikasa le observaba satisfecha. Jamás olvidaría este momento.
En cuanto se terminó la canción, el hombre le devolvió el audífono y abrió su paraguas.
–Gracias Mikasa...– dio unos pasos hacia enfrente e inmediatamente se cubrió con el paraguas–. Yo, tú... Tch, Iré a buscar al prefecto.
Se retiró a paso veloz y ella le siguió con la mirada. Observó detalladamente su espalda y como comía el resto de su galleta, además de llevarse una de las galletas, siente que se llevó algo más de ella.
Antes de que regresara, varios compañeros llegaron haciéndole imposible volver a hablar con él.
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La regla de oro
FanfictionToda mujer tiene derecho a enamorarse libremente, pero los hombres casados están prohibidos. Enamorarse o engatusar a uno de ellos es traición hacia la sociedad femenina, o eso es lo que declara la regla de oro que inculcaron a Mikasa desde pequeña...