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Hubo un examen final que nunca llegó

No había ni un solo motivo por el cual ella debía estar presente en la facultad, había exentado el examen de Levi. Aunque, había prometido ir a desayunar con Sasha y Connie terminando el examen. Marlo también había sido agregado al plan, pero él los alcanzaría después.

El simple hecho de estar ahí y verlo le pone ansiosa. Jugaba nerviosa con sus manos mientras esperaba afuera, se asomó una que otra vez por la ventanilla de la puerta y caminó en círculos. ¿Qué tan difícil podría ser ese examen? Su materia resulta verdaderamente sencilla –para ella–. Siente que no debería estar presente, puede levantar otra vez sospechas sobre su recién descubierto enamoramiento hacia su profesor.

Sabe perfectamente que no habría aceptado ir al desayuno con sus compañeros de no ser el día del examen final de la materia de Levi. Es inteligente, pero no sabe disimular sus intenciones y una de ellas es verlo, aunque sea a esta distancia: una puerta.

–¿Has terminado antes de tiempo? – una voz femenina la toma por sorpresa.

Una profesora se encuentra a unos pasos de ella, pero Mikasa no la reconoce del todo. La ha visto caminar por los pasillos y también charlar con el prefecto, pero desconoce de su nombre.

–Espero a alguien...– bajó la mirada.

–¿Al profesor? – pregunta de forma educada.

Mikasa niega rápidamente mientras su sonrojo se hace más evidente. La profesora suelta una carcajada y la chica se alarma por el ruido que ha causado.

Inmediatamente la puerta se abre y Levi se asoma.

–¡Cuatro ojos de mierda, cierra la boca! – ordenó furioso.

–¡Oh Levi, justamente venía a buscarte! – Mikasa observó a ambos adultos sin entender que sucedía.

–Tch, después de mi examen– estaba dispuesto a regresar al aula, pero algo captó su atención.

Mikasa captó su atención.

–¿A qué se debe tu visita? – su pregunta le pone los pelos de punta.

¿Qué debería responder? Oh dios, de nuevo los nervios se hacen presentes.

–Espero a Sasha y a Connie– un nudo se forma en su garganta.

Su corazón late fuertemente, sus oídos no captan el sonido de alrededor y su vista solo está puesta en Levi.

Quiere escapar y esconderse, se siente como un bicho raro.

Y es aquí donde se vuelve a preguntar: ¿Fue una buena idea venir?

–Sigue esperando, ese par no saldrá dentro de mucho tiempo– Mikasa asintió–. ¿Quieres pasar a tomar asiento?

–Anda, pasa– la profesora la alentó.

–Yo... estoy bien. Puedo seguir esperando... ¿aquí? Si, aquí– excusa estúpidamente nerviosa, así lo nombró su padre. Tic heredado de su madre. Gracias genes.

Antes de que Levi y la profesora dijeran algo, Mikasa dio unos pasos hacia atrás.

–¿Aquí? – preguntó

–Ah... ¿Si? – sonrió torpemente.

–¿Oye te encuentras...? – Mikasa se retiró deprisa.

–¡Vaya, nunca había visto a alguien tan nerviosa! – Hanji forzó la vista mientras observaba la huida de la chica.

–A lo mejor tiene una emergencia estomacal.

–Tú y tu obsesión con el baño. A propósito, enano. ¿No deberías ponerles atención a tus alumnos? No querrás que se copien...

–Tch. Aunque lo hagan, noaprobarán.

La regla de oroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora