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La confesión que no debió salir a la luz.

Es la última vez que pisa su facultad, la próxima vez será en un nuevo semestre. Al recordar un pequeño detalle al encontrarse con un compañero de su aula, camina nerviosa hasta prefectura para preguntar la ubicación de la oficina de la profesora Hanji.

Se siente expuesta y avergonzada, si no tiene cuidado probablemente se puede encontrar a Levi pues ese mismo día estaría aplicando el último examen con oportunidad para pasar su materia.

No es que le huya, no, simplemente no quiere verlo. ¿Con que cara? Él mismo la hizo a un lado. Promete ser cuidadosa hasta que termine la plática con Hanji.

Una vez informada y afuera de la oficina, llamó a la puerta con delicadeza. Hanji le indicó que pasara, pero Mikasa solo se limitó en asomar la cabeza.

–Buen día...– saludó apenada al notar como Hanji la miraba con sorpresa–. Me ha comentado el profesor Levi que podía pasar con usted...

–¡Oh claro, si! ¡Pasa! – le señaló una silla enfrente de su escritorio.

Una conversación simple y típica entre alumno y maestro surgió, el típico "Hola, ¿Cómo estás?" para después el "Vaya, te falta poco para graduarte. ¿Qué piensas hacer en el futuro y que es lo que le abruma?" Cosas que realmente ya había planeado con tiempo responder. Si, estaba bien ahora y solo quería graduarse por el momento y buscar nuevos intereses para su vida laboral. Ahora ya no le abruma muchas cosas, lo natural obviamente.

Todo estaba calculado ya, hablarán un poco sobre el futuro, uno que otro detalle interesante que pueda surgir para ampliar la conversación y después fingirá tener un compromiso. Todo con calma y buena actuación puede realizarse.

–Entonces, eres una chica que no tiene planes a futuro– concluyó Hanji mientras abría un cajón.

–Aún tengo seis meses de estudios, todo puede pasar– encogió sus hombros.

–Pero todos debemos tener un plan para el futuro– sacó un paquete de galletas de avena para después extendérselo–. Anda, toma una.

Mikasa aceptó por educación, pero la situación y los nervios hacen que se le revuelva el estómago.

–En eso te doy la razón, todo puede pasar– añadió la mujer–. Desde problemas económicos, familiares y hasta con tu pareja– alzó sus cejas.

Que mujer tan picara, está segura que quiere preguntarle por lo último mencionado.

–Dime Mikasa, ¿Tienes novio?

Lo sabía, la intuición no le falló. Solo que... bueno, ¿A qué viene esa pregunta?

–No realmente– sintió su rostro arder–. No tengo interés por el momento.

Hanji tomó otra galleta y actuó un poco más natural.

–Sí, las relaciones amorosas quitan mucho tiempo y energía, lo entiendo bajo esa perspectiva. Mi novio es tranquilo, le gusta... oh, apropósito, hay algo privado que quiero preguntarte.

Un corazón dio un brinco, miles de situaciones se formularon en su cabeza. Probablemente Hanji quiere sacarle información sobre su enamoramiento con Levi para después reprocharle que debe madurar y olvidarse de él; o simplemente de modo discreto para alejarla de su compañero la alentará en su búsqueda amorosa.

Mikasa juega con sus manos y se prepara para lo peor. Promete ignorar lo que pueda para que no le duela.

–¿Has notado al profesor Levi distante? – esa pregunta hace que sienta su sangre helarse.

La regla de oroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora