Chapter 15:Rutina
Rutina para no pensar... en lo que no quieres pensar
Los severos ojos de Shifu observan con recelo el pergamino que la coneja de ojos celestes le extiende. Con semblante inescrutable, paciente, ella espera a que lo acepte, por lo que al panda rojo no le queda de otra que tomarlo. Sin embargo, no lo lee, tan solo lo guarda en una de las mangas de su ropa. La oferta no es mala, pero tampoco buena.
-Le recuerdo que tiene hasta mañana para decidir su respuesta. Medítelo. Háblelo con sus alumnos y decide luego -Habla la coneja, con una voz suave e impersonal- En caso de aceptar, nosotras los guiaremos al templo.
-Conocemos su ubicación, maestra...
-Xia... -La coneja sonríe- Lo supuse. Pero son órdenes de nuestro maestro.
Shifu asiente, en silencio.
Con un ademán de su mano, llama a Zeng y le ordena mostrarle a ambas conejas sus cuartos. Pasarán allí la noche. Necesita tiempo para pensarlo, meditarlo con calma... Un encuentro amistoso con el templo de las montañas. No desconfía de las intenciones del Maestro Bao, pero la invitación no termina de cerrarle. Saca el pergamino de su manga, sosteniéndolo entre sus manos, y observa a las conejas caminar detrás del nervioso pato; Xia, quien le había entregado el mensaje, caminaba con la mandíbula en alto y los hombros rectos delante de su hermana, cuyo nombre Shifu desconocía.
Baja la mirada al pergamino entre sus manos. Se tomará la tarde para pensarlo y a la mañana siguiente dará su respuesta. Además, no tomará ninguna decisión sin la opinión de sus alumnos. Después de todo, el objetivo de aquella invitación es el de reformar los lazos que se han roto por las confrontaciones que el tiempo ha puesto entre ambos templos.
Es en ese momento que algo capta la atención del panda rojo; una mirada. La coneja, hermana de Xia, se ha detenido antes de entrar al templo. Sus ojos castaños se encuentran fijos en Shifu. Es una mirada profunda, trémula, llena de un significado que Shifu no comprende. Se plantea el preguntarle si precisa algo, pero antes de que lo haga, la voz de Xia llama a su hermana desde el interior del templo.
Mía pega un respingo ante el demandante llamado de su gemela, corriendo de inmediato hacia donde ella se detuvo. Aquel par de fríos zafiros le miran con regaño, pero Mía se limita a agachar la cabeza, esquivándola tal como hace desde que tiene uso de memoria.
Ama en demasía a su hermana. Nunca lo vio como algo malo y su madre siempre le dijo que, al ser Mía la primera en nacer, debía de ser ella quien cuidara de Xia. Pero ¿Hasta qué nivel?
Aquel pato, cuyo nombre Mía recuerda como Zeng, les guía hasta dos pequeños cuartos. Cada uno tiene lo necesario para pasar una noche y aunque Xia esboza una mueca al verlo, a Mía le parece perfecto. Es ella quien agradece con una sonrisa a Zeng, antes de seguir a su hermana dentro de uno de los cuartos.
-Es increíble -Bufa Xia- Bao nos manda a loma del burro a mandar un estúpido mensaje, del que bien se podría haber encargado un mensajero, y ni siquiera puedo descansar en una cama descen...
-Deberías agradecer la hospitalidad, al menos.
No es un reproche, su tono de voz, suave y bajo, no da para eso.
Xia voltea, mirando fríamente a su hermana. La coneja mayor se limita a agachar la cabeza, apenada.
-Tú, calla -Masculla- No deberías haber venido conmigo.
-Es lejos. No te iba a dejar venir sola.
-Claro, claro... -No parece siquiera haber escuchado a su hermana- Me preguntó qué tendrá de importante aquel dichoso Po. Bao le quiere si o si en el templo.
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Mi mayor pecado
FanfictionEsta historia no me pertenece. Derechos a sus respectivos autores por hacer tan maravillosa obra (⌐■-■)