Capítulo 21

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—¡Mamá! ¿Puedes probar uno, por favor? —exclamó (TN) desde la cocina, un rato después de haber sacado su creación de la nevera

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—¡Mamá! ¿Puedes probar uno, por favor? —exclamó (TN) desde la cocina, un rato después de haber sacado su creación de la nevera. Los había dejado reposando.

Aquella parte de la casa era un desastre en aquellos momentos. El día siguiente era San Valentín y la gatita llevaba toda la tarde preparando bombones caseros.

Ya llevaba unos cuantos días buscando recetas en internet, hasta dar con la que parecía más sencilla a la par que atractiva.

—Están muy buenos, cariño —comentó la madre, aún masticando el dulce que se había llevado a la boca—. ¿Qué es? ¿El décimo intento?

—¡Qué va! Solo es la segunda ronda —respondió la peli(t/c), indignada. La primera vez le habían salido un poco deformes.

—¿Estos con forma de corazón son para tu amorcito? —preguntó la mujer.

—Sí, y no lo llames así —aclaró la pequeña. Ese mote era demasiado cursi.

—Venga, te ayudo a guardarlos en las bolsitas. Te habrás gastado toda la paga en estos regalos —dijo su madre, mientras se sentaba en una de las sillas, poniéndose cómoda para empezar la faena.

—Es que tengo muchos amigos —explicó (TN), sentándose junto a ella.

No pensaba dejar a nadie sin regalo, aunque fueran unos pocos bombones en cada bolsita.

[•••]

Aquel día, muchos de los estudiantes llegaron un poco antes de lo normal a las puertas del instituto. Muchos de ellos estaban intercambiando los regalos de aquel día tan especial, tanto a sus parejas como a sus amigos.

—Muchísimas gracias. Aquí están los tuyos. Aunque los he comprado, no soy muy bueno cocinando —comentó Sabo, algo avergonzado, entregándole a (TN) una caja de bombones envuelta en papel de regalo.

—No importa, lo importante es el detalle —le tranquilizó, ella, antes de darle un inocente beso en la mejilla.

Tras darle la bolsita a su novio, que obviamente fue el primero en recibir el regalo, fue repartiéndola al resto mientras ellos también intercambiaban sus regalos.

—Toma —le ofreció a Law, prácticamente el último.

—Toma tú también —murmuró, el pelinegro, ofreciéndole un pequeño paquete. Ella lo cogió y continuó repartiendo.

Nami se quedó sorprendida al ver que Law le ofrecía el regalo a (TN), ya que no había dado nada a nadie más. Los ojos marrones de la pelinaranja y los grises del chico se cruzaron. Él tan solo chasqueó la lengua al ver la mirada de su compañera.

—¡Mi amor! —se escuchó exclamar a Hanna, aquel día llevaba su cabello castaño suelto y completamente liso. En cuestión de segundos, ya estaba enganchada al chico—. Toma, mi regalo.

Neko Neko Life «Law x Lectora»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora