Introducción

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(TN) era una pequeña niña de ocho años, con el pelo (t/c) y los ojos (t/c), que vivía con sus padres en un pequeño barrio de Tokio

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(TN) era una pequeña niña de ocho años, con el pelo (t/c) y los ojos (t/c), que vivía con sus padres en un pequeño barrio de Tokio. Era un barrio bastante moderno y las familias de aquella zona tenían una calidad de vida bastante buena. Los padres de la pequeña eran científicos y a veces necesitaban viajar durante meses seguidos a causa de su trabajo. Por esa razón, la niña solía pasar largas temporadas en casa de su tío, que vivía a las afueras de la ciudad.

El tío de (TN) estaba divorciado y vivía solo en casa, en otro distrito. Su situación económica no era uy favorable. Por esta razón, cada vez que tenían que dejar a la niña a su cargo, le daban el dinero correspondiente para los gastos que ella pudiera ocasionarle. Sin embargo, él no solía darle el uso correspondiente. Usaba el dinero para comprar alcohol, salir de juerga e incluso invitar a cenar a alguna chica que conocía por ahí. Cuidaba de la pequeña lo justo y necesario.

(TN) había finalizado otro curso más en la escuela de primaria y ese fin de semana empezaba el verano. Pensaba que podría pasar las vacaciones con sus padres, pero tenían una misión muy importante que debían investigar fuera del país. La pequeña iba sentada en la parte atrás del coche, con la pequeña maleta al lado. Miraba triste por la ventanilla del coche.

—Venga, cariño. Solo serán cinco semanas. Pasaremos los tres juntos la última semana de vacaciones e iremos donde tú quieras —dijo su madre, para consolar a la niña—. Así que ve pensando algún sitio.

—Está bien... —murmuró ella. No muy convencida.

Cuando bajaron del coche, su tío estaba esperando en el portal. Estuvieron charlando los tres un rato mientras ella esperaba pacientemente. No le gustaba estar en casa de su tío. Estaba lejos de su barrio, donde estaban sus amigos y no podía jugar con nadie. Tenía una habitación llena de juegos, pero estaba sola y él no jugaba nunca con ella.

—Bueno, (TN). El tío se va, ¿vale? Te he dejado algo de cena preparada en la cocina —le avisó, una vez llegó la noche—. Pórtate bien y vete pronto a dormir. Espero no verte despierta cuando llegue.

Ella asintió. No le importaba que su tío se fuera y la dejara sola. Como no le hacía caso le daba igual que estuviera allí o no. Por lo menos, los platos que cocinaba estaban ricos y la habitación de los juegos estaba muy bien. No le faltaba de nada y él no le molestaba.

Aquella noche, Hiroshi, el tío de (TN). Se acercó al bar de siempre a tomarse unas copas. Esa noche podría invitar a algo a sus dos amigos, ya que había recibido el dinero de su hermano. Sin embargo, antes de que ellos llegaran, alguien se sentó a su lado.

—Señor, tenemos una oferta que hacerle —murmuró aquel desconocido. Ese tipo, junto a sus compañeros, llevaban días rastreando la ciudad. Justo cuando ese matrimonio dejó a la niña ahí, ellos estaban presentes. Era una oportunidad perfecta.

Hiroshi tuvo que suspender la noche de juerga por aquella maravillosa oferta. Unos médicos estaban investigando sobre una enfermedad que se estaba dando en muchos niños durante aquellos últimos años. Necesitaban hacer unas pruebas médicas a niños y niñas de entre ocho y doce años. No sufrirían ningún dolor y, debido a los medicamentos, no recordarían nada de lo sucedido. Pagaban por ello una buena cantidad de yenes. Sería solo durante dos o tres semanas. Nadie se enteraría. Estaría contribuyendo a una buena causa, le habían explicado todo y la niña no corría peligro y, además, cobraría muy bien por ello.

A finales de agosto, los padres de (TN) volvieron a recoger a su hija. Hiroshi estaba realmente contento. Todo había salido como esperaba. La niña estaba bien, no se acordaba de nada y el dinero ingresado en su cuenta.

—Gracias, hermano. Estoy muy agradecido por poder contar contigo. Sabes que si necesitas cualquier cosa puedes pedírmela —le agradeció el padre de la niña, poniendo una mano sobre su hombro.

—Tranquilos, no es ningún esfuerzo. ¡Qué vaya todo bien! Estamos en contacto —se despidió Hiroshi.

Los meses fueron pasando. Los padres de la pequeña estuvieron bastante tiempo sin tener que viajar fuera de la ciudad. Todo transcurría con normalidad hasta que, una mañana cualquiera de verano, (TN) sintió algo extraño al despertarse. La pequeña de diez años se desperezó en la cama, mientras emitía quejidos. Se llevó una mano a la cabeza para rascarse y notó algo peludo y suave. Empezó a palparse con las dos manos. ¡¿Qué estaba pasando?! Se levantó de un salto de la cama y se acercó al espejo de cuerpo entero que tenía en la  habitación.

—¿Qué...? —murmuró, alucinada.

¡Tenía orejas en la cabeza! Miro hacia abajo. Tenía un bulto en el pantalón del pijama, por la parte de detrás. Se los bajó para comprobar. ¡Era una cola! ¡Y sus colmillos habían crecido ligeramente! Era un sueño. Debía ser un sueño. Empezó a pellizcarse el brazo hasta dejar su piel con marcas rojas. ¿Por qué no se despertaba?

—¡Papá! ¡Mamá! —exclamó, asustada. ¿Qué estaba pasando ahí?

 ¿Qué estaba pasando ahí?

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Neko Neko Life «Law x Lectora»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora