(TN) siempre había tenido una vida normal, sin contar que sus padres debían viajar mucho por su trabajo y le toca pasar largas temporadas con su tío. Sin embargo, a sus diez años, una mañana se despertó con orejas y cola de gato. ¡Incluso sus colmil...
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Ya casi había llegado el viernes, tras la primera semana del nuevo curso.
Había comenzado el último año de instituto. Una época en la que ya casi todo el mundo tenía claro lo que iba a estudiar en la universidad y a lo que se iba a dedicar.
Sin embargo, (TN) no lo tenía nada claro. Nada en concreto le apasionaba, ni tenia claro el trabajo de sus sueños. Nunca era algo que hubiera tenido claro.
—¡Hola, mi vida! Ya estamos en casa —saludó su madre con energía, cruzando la puerta de la vivienda—. ¡Oye! ¿Qué es eso que huele tan bien?
La gatita estaba en la cocina acabando de hornear unos cupcakes que había decido preparar.
Ya había acabado los deberes hacía un buen rato, así que le pareció buena idea bajar a comprar todo lo necesario y ponerse a cocinar.
Le relajaba hacerlo y... Devorar sus creaciones. No iba a negarlo.
Nunca pensó que algo como aquello se le fuera a dar bien. Había resultado ser una cuestión de práctica.
—Estoy preparando unos cupcakes.
—Ya tenemos postre para después de cenar —comentó su padre, acercándose para acariciarle la cabeza.
Una vez de nuevo sola en la cocina, la peli(t/c) escuchó el sonido de su móvil, que estaba sobre la mesa.
Law: ¿Qué tal han ido los deberes de matemáticas?
La joven arrugó la nariz. Los deberes de matemáticas... Eran más difíciles que los del año anterior. Menos mal que aquel era el último curso.
(TN): Regular.
Law: Tocará empezar de nuevo con las clase particulares. Además, se me ocurren muy buenas recompensas aparte de las galletas de peces.
La gatita comenzó a teclear que no había nada mejor que las galletas de peces, sin entender muy bien a qué podría referirse.
Por suerte, lo captó antes de enviarlo. Sus mejillas ardieron por momentos y un extraño cosquilleo en su interior.
Comenzó a teclear de nuevo.
(TN): ¡No digas esas marranadas!
Law: Pero si no he dicho nada...
Ella soltó un pequeño gruñido. ¡Se lo estaba imaginando con aquella estúpida sonrisa de superioridad dibujada en su rostro!
Ay... Se moría de ganas de verle. Y se habían estado juntos hacía tan solo hacia unas horas.
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Dos días después, había llegado el fin de semana tan esperado, en el que Law y (TN) disfrutarían del regalo del cumpleaños.
