CAPITULO 1: "Tu presencia me hace falta"

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"Pronto se cumplirán tres años..."

El viento ha comenzando a soplar con más fuerza en la ciudad, sin duda alguna la llegada de la próxima estación del año estaba anunciando su presencia en Tokio, no tardara mucho para que los arboles comiencen a cambiar el color de sus hojas a unos tonos anaranjados. Desde su cama, la joven pelinegra observa en el cielo como el viento se llevaba revoloteando algunas hojas y pétalos de los arboles del templo. Pronto llegará el invierno y pronto con él una decisión que ella misma deberá tomar.

Vuelve la mirada a sus piernas para apreciar una vez más aquellas hermosas fotografías que se había tomado con aquel joven peli-plateado, en cada una de ellas se guardaba un maravilloso y hermoso recuerdo de aquellos días junto a él. No podía evitar el mirar cada día esas hermosas fotografías, a decir verdad, no podía evitar el pensar en él ni un solo segundo. La vida no les permitió estar juntos, ella ya no podía olvidarlo y eso le dolía cada día más. A pesar de que han pasado tres largos años, no ha podido dejar de llorar por él, de rogar y pedirle a la vida que le permitiera verle una vez más. ¿Por qué tuvo que ser así todo esto? ¿Por qué la vida los junto, si al final los iba a separar? Detesta la vida y ahora se detesta a ella misma por haberse enamorado perdidamente de aquel hombre mitad bestia.

Sus ojos azabaches comienzan a humedecerse. Otra vez volverá a llorar por él, otra vez volverá a sentir ese deseo terrible de querer gritar su nombre miles de veces hasta quedar afónica, otra vez sentirá las ganas de meterse al pozo vacío y esperar ahí hasta que la noche caiga o amanezca. Otra vez, ¿deseara morir?

—¡Kagome!, — es su madre — ¡es hora de irnos!

La joven no responde al instante, pero rápidamente seca sus lágrimas con la manga de su suéter, se pone de pie y guarda en el cajón de su escritorio el álbum. No faltara mucho para que su madre toque a la puerta y se adentre a su habitación preocupada por no haber recibido respuesta de su hija. Toma del escritorio su pequeño monedero y su mochila para después aproximarse a la puerta. Al abrirla se encuentra con una madre preocupada. Ella se limita simplemente en sonreírle y asegurar que se encontraba bien. La mujer, respetado la decisión de su hija, le devuelve la sonrisa para así ambas bajar y salir de la casa Higurashi junto a los demás miembros de la familia con rumbo a su próximo destino.

Dos horas después, en la ciudad vecina.

No fue difícil llegar a su destino gracias a la aplicación del mapa en el celular y menos siendo uno de los lugares más recurridos de la ciudad por los visitantes. El hermano menor había sugerido ese lugar para tomarse las pequeñas vacaciones que la madre había decidido hacer junto con toda la familia para apoyar a su querida hija. Desde aquel día, su hija no ha vuelto a sonreír como antes y eso la tenia muy preocupada, aunque sabia que ella era fuerte, no podía dejarla sola y menos ahora que está por terminar la preparatoria.

La familia se adentra con mucha emoción al lugar. En recepción una joven chica les atiende amablemente y sin problemas son registrados. La joven, le entrega a cada uno su pase para que puedan disfrutar de las instalaciones del lugar. Sin dudarlo dos veces el más joven de la familia es el primero en decir que quiere entrar primero a las aguas termales antes de hacer otra cosa, el abuelo acepta ser su acompañante al igual que la madre. Por su parte la joven pelinegra toma el rumbo contrario a ellos para descansar en la habitación antes de entrar a las aguas termales. Ninguno le cuestiono su decisión, después de ver que la madre acepto con una sonrisa.

Llegando a la habitación, los parientes de la joven se limitan solo a dejar su equipaje para después salir sin pensarlo más hacia su destino, los mira retirarse para enseguida despedirse de ellos con una sonrisa y un "diviértanse". Justo cuando la puerta se cierra, la sonrisa de la pelinegra desaparece y su semblante se vuelve nuevamente triste. ¿Por qué sigue haciendo eso? Debería dejar de alejarse de su familia y convivir mejor con ellos, es lo que más necesita y más sabiendo que podría ser capaz de intentarlo otra vez. Se sienta al borde de la cama y oculta su rostro con las palmas de su mano, las lagrimas se hacen presente. No puede evitarlo, tan solo recordar aquel momento la hace enfurecer. ¿Cómo es posible que haya sido capaz de hacer tal cosa?

El Deseo de Dos Amantes (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora