CAPITULO 4: "¿La reencarnación de Inuyasha?"

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No puede apartar la mirada de él. Esa posibilidad de que él pueda ser su reencarnación la tiene demasiado confundida, pero también ¿emocionada? ¿Triste? ¿Enojada? ¿Qué es lo que debería sentir exactamente? El joven le sonríe de una manera tan atractiva que sin esperarlo hacen que su corazón comience a latir rápidamente. Se aparta de la ventana sin decir algo y cierra las cortinas. Primero intenta tranquilizar el ritmo de su corazón para después sacudir la cabeza rápidamente:

—No, no puede serlo. Eso sería demasiado extraño, además si fuese así, quiere decir que Inuyasha debió haber... ¡No! — vuelve a sacudir la cabeza — ¡Me niego a pensar en ello! Me niego a creer que... Inuyasha haya muerto. Eso no pudo haberle pasado. Eso no debería pasar sin antes... —las lagrimas comienzan a tomar presencia en sus ojos — sin antes haber podido vivir nuestros días...juntos. ¡No pudo haber muerto! ¡Me niego a aceptarlo! ¡NO!

Dicho esto, la joven no puede evitar el romper en llanto, hundiéndose en un mar de lágrimas. Pensar en la posibilidad de que su amado hanyo ya haya muerto y reencarnado, la hace ponerse demasiado triste. No puede ni imaginárselo. ¿Cuántos años puede vivir un hanyo en realidad? Los demonios completos pueden vivir miles de años, pero ¿y los híbridos? Sabe que el peli-plateado tenía 200 años, cuando lo conoció. Si el siguiera con vida en esta época, ¿tendría unos 700 años? Es verdad, ¿y si aún sigue con vida en alguna parte de esta época? Y si fuese así... Y si en realidad siguiera en este mundo, ¿no sería demasiado doloroso para él? Esperar 500 años para encontrarse nuevamente con ella, 500 años esperando, solo.... Nuevamente las lagrimas comienzan a salir. Imaginarse a su amado estando solo durante mucho tiempo, esperando su regreso, le duele demasiado. No quiere, no quiere que sea verdad. Esconde su rostro en la almohada para poder dar un pequeño grito ahogado. Poco a poco la joven se fue tranquilizando hasta quedarse profundamente dormida, con la esperanza de poder viajar nuevamente por el pozo vació para estar con su amado Inuyasha.

Al despertar, se percata que la habitación se encuentra a oscuras. La noche había caído. ¿Cuánto tiempo durmió? Frota con sus manos sus ojos para después tomar su celular que se encontraba en la mesita de noche y ver la hora que marcaban las ¿12:00am? ¡Ha dormido demasiado! Ahora no podrá conciliar el sueño en lo que resta de la noche. Pero, ¿Por qué nadie la despertó? Se pone de pie y sale de su habitación, confirmando que la casa se encontraba completamente a oscuras. Su estomago ruge, recordándole que no había cenado. Sin pensarlo mas, va a la planta baja y se dirige a la cocina para comerse algo ligero. Abre el refrigerador y encuentra un plato envuelto en plástico con una nota que dice su nombre. Su mamá le había guardado su porción, pero es demasiado tarde para comérselo, por lo que opta por tomar un poco de la fruta picada. Cuando esta por servirse en un plato, un extraño ruido proveniente de afuera llama su completa atención. Un fuerte golpe. ¿Qué se habrá caído? Dejando lo que estaba haciendo, sale rápidamente de la casa y busca algo fuera de su lugar, pero no encuentra nada extraño. Mira hacia el cuarto del invitado el cual se encuentra a oscuras y la puerta cerrada.

—Tal vez fue solo mi imaginación — dice al darse cuenta que ni el joven había salido a investigar.

Da un pequeño suspiro para así poder regresar al interior de la casa, buscara la manera de conciliar el sueño después de haberse comido un poco de la fruta picada.

—¡Maldición! — escucha el quejido de un hombre, pero no de cualquier hombre.

—¡No puede ser!

Sin poder esconder la emoción que sentía al haber escuchado ese quejido, da media vuelta y corre hacia el lugar donde logro captarlo, hasta llegar al cuarto del pozo vació. Cuando llega se percata que la puerta se encontraba un poco abierta. Traga saliva y se adentra sin pensárselo más. No puede equivocarse, ese quejido lo puede reconocer fácilmente en cualquier lugar. No cabía duda en ella de que podría tratarse de ese joven que tanto había esperado por ver. Abre la puerta y entra al pequeño cuarto, pero no logra ver nada por lo que pisa mal uno de los escalones y cae de sentón hasta los penúltimos escalones. Cuando esta por ponerse nuevamente de pie, logra ver a lo lejos unos ojos rojos que la estaban observando detenidamente desde el rincón más oscuro del cuarto, pero solo ha sido por unos instantes, ya que antes de que pudiera enfocarlo bien, estos desaparecieron.

El Deseo de Dos Amantes (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora