El Deseo de Dos Amantes (PAUSADA)

CAPITULO 20: "Tu dulce aroma" (+18)

Llevándose la mano a la boca, completamente estupefacta, la pelinegra da dos pasos hacia atrás, no sabía exactamente cómo reaccionar. Aquello, superaba todo el terror que ahora estaba viviendo. Siente como le falta el aire, se ha acelerado el ritmo de su corazón y su mente, se encontraba en un mar profundo de confusión. No podía creer lo que estaba sucediendo y el miedo la estaba dominando. Aterrada, se disculpa y se aparta de ellos rápidamente, alejándose hasta la habitación del departamento, cerrando la puerta detrás de ella. Ambos hermanos la dejan irse para así mirarse ahora entre ellos, para después el peli-plateado bajar la mirada, triste por su amada pelinegra. Esa había sido una terrible noticia para ella.

—Inuyasha — le llama el albino con autoridad — No permitas que las emociones de tu lado humano te dominen. Sabes perfectamente lo que tienes que hacer.

—Yo...— sí, él lo sabía, pero no quería hacerlo, no quería separarse de ella nuevamente, quiere quedarse para abrazarla y permanecer a su lado como lo ha deseado desde que se enamoró de ella, aunque, con todo lo que estaba sucediendo, no había otra opción factible para ambos.

—No hay nada que discutir — le interrumpe. Las emociones de los humanos a veces hacen que ellos mismo dejen sus ideales y cambien de un instante a otro. Si su hermano menor de aquella época lo permitía, el futuro que él conoce no sucederá para ellos. — Ahora ve y hazla entender todo. No te queda mucho tiempo. Recuerda que ella es la única que puede liberar su alma.

—¡Eso ya lo sé, Sesshomaru! ¡No creas que es muy fácil! — le grita, más enfadado consigo mismo por no saber que hacer ahora. A pesar de que sabe que debe seguir las indicaciones de aquella criatura del tiempo, una gran parte de él no quiere hacerlo y eso es porque: — No quiero que ella sufra, no quiero que ella esté triste otra vez por mi culpa. Ella merece ser feliz...

—Sí, dejándola en brazos de otro hombre. ¿En verdad piensas que así todo estará mejor? — suelta un bufido irritado por las tonterías que su hermano menor estaba pensando que sería la mejor opción — Entiéndelo de una vez Inuyasha: ella jamás amara, ni será feliz con otro hombre que no seas tu — se gira hacia el ventanal y a través del reflejo ve al peli-plateado quien le mira con sorpresa y pánico, — Inuyasha, si no vuelves a la era sengoku, ese lazo que los une se romperá y el futuro que estaba destino para ustedes dos jamás se cumplirá.

Sin decir más, el albino se retira, atravesando el cristal del ventanal, y elevándose hacia el cielo, desaparece. Ya había cumplido con lo que tenía que hacer, ahora solo era cuestión de esperar para poder proseguir en la exterminación de esa molesta criatura. Tenían que deshacerse de esa bruja lo antes posible y volver las cosas a la normalidad para que siguiese fluyendo el tiempo como debería ser. No podía seguir permitiendo que esa criatura siguiese haciendo de la suya y mucho menos que jugase con el tiempo. Ya que eso conlleva a un gran precio y realmente es con lo que menos desea lidiar.

El peli-plateado mira su mano y aprestándola en un puño reúne el valor para poder hablar con la pelinegra y tomar de una buena vez la mejor decisión. Sabe perfectamente que en ambos casos él no podrá estar a su lado, pero sí que, en una de ellas, por lo menos, su amada Kagome será feliz, aunque eso signifique el tener que dejarla en brazos de otro hombre. Más, su hermano tenía razón, ¿Por qué piensa que ella podría ser feliz a lado de otro hombre y en especial tratándose de su propia reencarnación?

—No será lo mismo que sucedió entre nosotros, pero sé... que será lo mejor para ella — piensa mirando hacia la puerta de aquella habitación.

Sin perder más tiempo, camina hacia la habitación y dando unos pequeños golpes a la puerta, hace acto de su presencia, más no recibe respuesta de parte de ella, solo logra escuchar unos pequeños sollozos a través de la puerta. Ella estaba llorando.