CAPITULO 9: "¿Destinados a estar juntos?"

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El tren da el anuncio que estaba por llegar a la siguiente estación. Cuando las puertas se abren, Kagome rápidamente baja detrás de otras tantas personas que también tenían como destino esta estación. Sigue el camino hacia los escalones para poder subir a las calles del centro de la ciudad. Ha tenido que irse sin poder avisarle al pelinegro. Después de que él curo su herida, se retiró a su habitación para descansar un poco ya que no había dormido lo suficiente la noche pasada al haber estado en esa posición mientras cuidaba de ella en su habitación. Eso la hizo sentirse un poco mal. Paso la noche en vela, cuidando de ella. ¿Le preocupaba demasiado que no pudiese despertar? Aun no le ha dicho del fuerte golpe que se dio en la cabeza; eso fue después de que ella contrarrestara el ataque de aquella extraña criatura. Ambos salieron disparados hacia atrás, la criatura chocando contra el espejo del baño y ella contra la pared que tenía detrás. Por suerte no ha sido nada grave.

Camina unas dos cuadras para poder encontrarse con sus amigas, quienes se encontraban ya reunidas en el punto acordado. Todas lucían tan bien y emocionadas. Al final la pelinegra se ha decido por ponerse una falda color vino con fruncidos, un suave suéter rayado color crema, unas medias negras y botines negros. Ya que aún no hacía tanto frío ha decido no llevar consigo su abrigo. Se aproxima a ellas y rápidamente todas le saludan felices, para así comenzar a caminar en dirección al cine. Durante el camino continúan charlando sobre el tema que ya tenían las chicas discutiendo, relacionado sobre un chico de la escuela que se la pasa coqueteándole a todas las chicas de la escuela. Divertida al escuchar eso, Kagome no puede evitar el pensar y recordar a su amigo el monje de la época feudal; ese hombre se la pasaba cortejando a todas las mujeres que se encontraba durante su viaje, pero por suerte estaba su amiga Sango, la exterminadora, para ponerlo en su lugar. Suelta una risilla divertidas al recordar uno de los tantos golpes que su amiga le había dado al monje, es tan notoria su risa que atrae la atención de sus amigas.

—¡Vaya! Parece que hoy andas de muy buen humor, Kagome — dice su amiga Yuka, la joven de cabellos cortos y castaños, deteniéndose por un momento para verla.

—¿Tu lo crees? — le pregunta la pelinegra sin dejar de sonreír.

—Es verdad, Kagome está muy feliz el día de hoy. ¿A qué se debe? Dinos — pregunta Eri, la otra joven de cabellos cortos y negros.

—¿Acaso es por el hombre que vive en tu casa? — dice Yuka, de una forma pícara y tentada por saber más sobre ello.

—¡No, no es por eso! — se exalta Kagome al escuchar aquello.

—¡Es cierto! El hombre que se parece mucho a tu anterior chico — dice Ayumi, emocionada al recordar aquel amable hombre.

—Dinos, ¿solo se parecen en apariencia o también tienen el mismo carácter? — pregunta Yuka.

—¿Acaso es hermano o pariente lejano de tu otro chico? — duda Eri.

—Según Ayumi nos contó que es mayor que nosotras. Dinos, ¿Qué edad tiene? ¿Acaso es universitario?

—¡Ya, basta, chicas! — le pide la pelinegra a sus amigas al sentirse demasiado atacada por todas esas preguntas — Si no nos apuramos, llegaremos tarde a la función. — cambia de tema drásticamente para así alejarse.

—Pero, ¡Kagome! — le grita Eri pero la pelinegra ya no le hace caso y comienza a avanzar rápidamente.

—Lo suponía — dice Yuka al verla actuar de esa manera.

—Si, Kagome no sabe ocultar sus sentimientos.

—Eso quieres decir que si le gusta ese hombre — deduce Ayumi también curiosa por los sentimientos de su amiga la pelinegra.

El Deseo de Dos Amantes (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora