CAPITULO 14: "Luna de sangre"

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Al final, la pelinegra se ha decido por retirarse de la fiesta y regresar antes que el pelinegro a la habitación. Se sentía demasiado incómoda y lo único que quería era irse lo más rápido posible. Le ha enviado un mensaje al joven para informarle, pero tal parece que aún no lo ha visto o eso quiere pensar ella. Al llegar a la habitación, lo primero que hace es buscar su sostén con la mirada, para después comenzar a buscarlo sobre la cama; no podía estar en otra parte que no fuese cercas de ahí. Afortunadamente lo encuentra debajo de una de las almohadas. Alegre se sienta sobre la cama para quitarse las zapatillas y acomodarlas cercas de la cama, cercas de sus otros zapatos que había traído consigo, al final no los ha usado aún. Se baja la cremallera de su vestido para poder colocarse su sostén, pero antes de colocárselo mira hacia el baño. Realmente tiene ganas de darse una ducha, pero por desgracia no ha traído un cambio de ropa extra consigo. A decir verdad, no traía nada para poder pasar la noche aquí, ni siquiera ropa interior limpia. Se apena al darse cuenta que ahora solo traía unas bragas y esas misma se encontraban ya mojadas por el momento tan apasionado y candente que había tenido con el pelinegro.

—Que desastre — se dice para así colocarse el sostén y volver a subir su cremallera.

Poniéndose de pie, se aproxima al balcón para poder apreciar el hermoso atardecer que estaba terminando, dando paso a la noche. A lo lejos se podía apreciar a la luna que comenzaba a asomarse. Curiosa, la observa, pensando en lo que le había comentado aquel joven de cabellos ondulados, ¿Será verdad que hoy habrá luna roja? No recuerda haber leído alguna noticia sobre ello en las redes sociales. Levanta sus brazos hacia arriba para así poder estirar todo su cuerpo, ha comenzado a sentirse cansada y con un poco de sueño, pero no podía dormirse aún, tenía que reunirse con el joven Kurosawa en un rato más, además, deseaba esperar al pelinegro estando despierta, tenía tantos deseos de poder abrazarlo y besarlo antes de volver a salir de la habitación.

Acto seguido regresa al interior de la habitación para poder recostarse en la cama boca arriba hasta esperar la hora que deba de encontrarse con aquel joven de cabellos ondulados. Con la mirada fija en el techo comienza a recordar ese momento tan candente que había vivido con el pelinegro. Aquellos besos y caricias tan ardientes, tan solo recordarlos la hacen sentirse aún más deseosa de él. Si tan solo esa joven doctora no hubiese insistido demasiado era seguro que hubiesen continuado y eso era lo que más deseaba ella; quería todo de él. 

—Isamu... ya regresa, por favor — susurra deseosa por poder pasar esta maravillosa noche a su lado, para así cerrar sus ojos y sin querer a los pocos minutos adentrarse al mundo de los sueños.

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Todo es tan borroso. Varias imágenes simultáneas aparecen de repente.

El árbol sagrado.

El pozo devorador de huesos.

El hanyo peli-plateado de espaldas.

El joven pelinegro de frente con la mirada en el suelo.

La luna llena.

La luna de sangre.

La sonrisa de un hombre.

Y unos ojos rojos que representaba la luna roja.

Kagome... le llama aquel hombre con su maléfica sonrisa para después poder ver que era el dueño de aquellos ojos rojos pero no podía distinguir bien su rostro. 

Sin esperárselo, este le sujeta sus brazos por detrás, tapándole la boca con su otra mano, haciéndola recordar esa misma escena. Eso le había sucedido exactamente en ese momento. Aterrada comienza a moverse desesperadamente intentando zafarse de su agarre. Pero el sujeto hace más fuerza lastimando su herida. El dolor la hace dejar de moverse; no quería seguir sintiendo ese fuerte dolor. Acto seguido, el sujeto se aproxima a su oído para poder susurrarle como en aquella ocasión logrando así comprender sus palabras.

El Deseo de Dos Amantes (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora