CAPITULO 12: "Fiesta en la finca. Parte 2"

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A pesar de sentir el fuerte ardor en todo su brazo izquierdo, la joven no logra mover su cuerpo y tampoco puede apartar su mirada de aquellos penetrantes y aterradores ojos rojos. ¿Serán los mismos ojos que ha visto antes? ¿Serán los mismos que han estado acechándola desde hace algunos días? Intenta nuevamente el pronunciar alguna palabra o emitir algún sonido que pudiera ser escuchado por alguien que estuviese cercas, pero nada. No podía hacerlo. ¿Qué es lo que le había hecho aquel sujeto? El joven pasa delicadamente sus dedos sobre la mejilla derecha de la pelinegra, acariciando su suave piel, sin apartar su mirada del de ella, para después acariciar sus rosados y delicados labios con la yema de su pulgar. Este tacto hace estremecer a la pelinegra y encontrarse en mayor peligro al sentir un aura maligna que comenzaba a emanar de aquel joven.

Este joven...— piensa ella preocupada sintiendo aún más fuerte aquella aura que expedía — ... no es humano. ¿Es... un ser maligno? Pero, ¿por qué? ¿Por qué los demonios han comenzado a manifestarse en esta época?

—Tu expresión es... tan encantadora — dice de una manera demasiado aterradora — Es una lastima que no pueda disfrutándola por mucho tiempo — aproxima sus labios a los de ella dejándolo a un milímetro, mirándole de una manera desafiante.

¡No te atrevas a hacerlo! — dice en su mente molesta y con deseos de golpearlo.

—¡Eso! Déjame ver esa expresión llena de odio y miedo. Te va muy bien, mi querida Kagome.

—¡Este sujeto, es repulsivo! ¡¿Qué tiene pensando hacer?!

—¡Kagome! — gritan a lo lejos su nombre. Aquella voz rápidamente la reconoce, no había duda, se trataba de él. Saber eso la hacen sentirse aliviada.

¡Isamu! ¡Que alivio!

—Jo... Finalmente ha venido por ti — susurra él con una pequeña sonrisa dibujada en su rostro y mirando de reojo hacia la dirección donde ha provenido la voz de aquel pelinegro — Tendremos que posponer nuestra charla, pero no te preocupes, te aseguro que será muy pronto — dicho esto hace un ligero movimiento con su mano frente al rostro de la joven, haciendo que la expresión de terror y odio en ella cambiara a una relajada.

¿Eh? ¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué no recuerdo nada? — piensa ella mientras mira los ojos oscuros de aquel pelinegro — ¿Kurosawa? — lo mira ponerse de pie y alejarse un poco de ella. De esta manera deja que el pelinegro logre visualizarla a lo lejos.

—¡Kagome! — le grita al verla, ella rápidamente voltea para verlo, y no puede evitar el sentirse muy feliz — ¡Por fin te encuentro! — dice al momento de correr hacia ella y ver que se encontraba completamente bien. — Gracias, Kurosawa. Perdón si te causo algún problema.

—No, nada de eso. Ella ahora está muy tranquila. Aunque deberías evitar que tome alcohol. Estuvo a punto de caer por unos escalones hace un rato — le cuanta algo preocupado el joven de cabellos ondulados.

—¿En verdad? — pregunta preocupándose demasiado — Esto me pasa por distraerme.

—Si lo deseas, puedes pedir prestada una habitación en recepción, para que pueda descansar un poco más — le decía mirando hacia el camino que llevaba a la entrada de la finca.

—Si, eso haré. Gracias.

—Fue un placer.

El joven de cabellos ondulados hace una pequeña reverencia para así marcharse con una sonrisa en el rostro, fascinado por haber logrado su objetivo. El pelinegro lo ve alejarse para después ayudar a la joven a ponerse de pie y así guiarla hasta la habitación que les habían asignado. Menos mal que se la habían entregado antes. Al ver que tendrían que subir escalones, no duda en tomarla en brazos y así subir con ella. Ella se aferra de él ocultando su rostro en su hombro, intentado de esta manera que él no pudiese ver su rostro sonrojado, y también ocultándola de la gente que llegara a verlos. A pesar de que había pasado un rato, aun se sentía algo mareada y eso le impedía estar de pie por completo.

El Deseo de Dos Amantes (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora