CAPITULO 13: "El deseo de dos amantes"

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Ambos pelinegros se han adentrado a la habitación. La pelinegra se quita el saco y se siente en la cama para poder quitarse las zapatillas, dejando descansar sus pies, por suerte ha logrado aguantar más de lo que había creído. Masajea un poco sus pies mientras mira de reojo al pelinegro, quien se ha dispuesto a revisar su celular. Acto seguido, él se sienta también en la cama dándole la espalda a la joven, pero ha logrando ver en su expresión que se encontraba algo molesto. ¿Estaba molesto aún por la llamada que había recibido? ¿O estaba molesto con ella? Curiosa por saber la respuesta, gatea sobre la cama, para después sentarse sobre sus piernas detrás del pelinegro. Desde esa distancia ve la pantalla de su celular, tenía abierto un mensaje, pero no logra ver con exactitud que decía. ¿A caso su enojo era por ese mensaje?

—¿Todo se encuentra bien? — le pregunta curiosa.

—Eso quiero pensar — responde para así bloquear la pantalla de celular y acomodar su posición para poder recostarse en las piernas de la joven pelinegra. Al ver eso, Kagome sorprendida, no puede evitar el sentirse algo apenada. Esa escena, es tan idéntica a la de aquella vez, cuando recién había conocido al hanyo — Aiko-chan dijo que podíamos pedir la cena para la habitación o cenar en el gran comedor. ¿Qué decides tú?

—¿Quieres que yo tome la decisión?

—Por supuesto. Aunque te aconsejaría que fuese en nuestra habitación — le dice de una manera seductora, con una sonrisa dibujada en su rostro, haciendo que la pelinegra se sonrojara.

—S-Si eso es lo que quieres no necesitas pedirme mi opinión — le dice de forma nerviosa al entender lo que trataba de decirle.

—Tu tienes la última palabra.

—Lo que yo quiero es darme una ducha.

—¿Quieres que nos duchemos juntos? — le pregunta tomando por sorpresa a la pelinegra. Al instante su sonrojo se intensifica haciéndola parecer un tomate.

—¡Estás loco! — dice al momento que toma una de las almohadas para tapar el rostro del pelinegro para después empujarlo, apartándolo de sus piernas y así ella poder ponerse de pie, dirigiéndose al balcón.

Se detiene frente al barandal y lo aprieta con sus manos para calmar un poco el latir de su corazón y aquel fuerte sonrojo. Primero el joven se ha mostrado molesto con ella y ahora ¿ha comenzando a bromear? ¿Qué es lo que le sucedía? Da un largo suspiro y fija su mirada hacia el paisaje. Desde ese lugar puede apreciar el hermoso campo que tenía aquella gran finca. No le faltaba mucho al atardecer para dar su gran espectáculo, pintando el cielo con unos hermosos colores cálidos. Mira de reojo hacia atrás y ve que el pelinegro seguía recostado sobre la cama, aún teniendo la almohada sobre su rostro. ¿Por qué no se había quitado la almohada? ¿Acaso lo estaba haciendo para llamar su atención? Pues si ese era el objetivo, lo había logrado perfectamente. La pelinegra da un suspiro y vuelve al interior de la habitación aproximándose a la cama para mirar al pelinegro. Toma la almohada y apartándola de su rostro se lleva la sorpresa de encontrarlo con los ojos cerrados. ¿Se había quedado dormido? ¿O le estaba gastando una broma?

—Oye, Isamu... — le llama en voz baja al momento de moverlo un poco, pero no recibe respuesta. — ¿Qué? ¿En verdad se quedó dormido? — se pregunta al ver mejor su rostro y comprobar que realmente se había quedado dormido.

Se hinca en el suelo y colocando sus brazos cruzados sobre la cama recuesta su cabeza en ellos para así observarlo desde esa posición, apreciando el bello y dulce rostro de aquel pelinegro mientras dormía. Se miraba tan pacifico y adorable que no tenía pensando despertarle. El rostro del hanyo se refleja en el de él, no había duda alguna, eran dos gotas de agua, tan parecidos. Aproxima su mano al rostro de él y delicadamente con sus dedos lo acaricia, era tan suave su piel. Observa cada detalle de su bello rostro y se detiene en sus labios para también acariciarlos con la yema de sus dedos, deseosa de poder besarlos.

El Deseo de Dos Amantes (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora