CAPITULO 6 - "Secretos y más secretos"

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—Solo déjame... hacerlo — susurra de una forma demasiado seductora la joven mientras levanta un poco más el suéter del joven logrando de esta manera poder tocar más de su piel.

—¡Espera, ... Kagome! ¡N-No podemos hacer esto! —le regaña el joven nervioso y tentado al tacto y forma en que la joven hace su cometido.

—¿Por qué no? Solo voy a... — acaricia delicadamente su abdomen con las yemas de su dedo.

¿Qué debería hacer? ¿Detenerla? ¿Dejarla continuar? ¿En verdad está dispuesta a hacer esto? ¿En verdad ella lo desea? Pero... nosotros... — maldiciéndose a sí mismo, le toma ambas manos con su mano derecha para apartarlas y detenerla. — Te dije que te detuvieras, Kagome — le dice seriamente mientras clava su mirada en la de ella — Entiende, no podemos hacerlo. Tu aun eres...

—Yo... ya las he visto — dice de repente tomando completamente por sorpresa al joven. Le mira confundido y preocupado a la vez, acaso se estaba refiriendo a... — No necesitas ocultármelo. Lo sé — le pide al momento de verle a los ojos.

—¿Cuándo? ¿Cómo? — duda al momento de reincorporarse y sentarse en el sillón al igual que ella.

—La otra noche — le confiesa preocupada mientras sigue mirándolo.

—Fue cuando... — dice recordando cuando ella fue a su habitación por su playera. Ella asiente — ¡Maldición! ¡¿Por qué no dijiste nada?! — le regaña preocupado.

—Supuse que era un secreto tuyo y yo...

—¡Je! No exactamente — voltea la cara — Solo no quería que te preocuparas por ello — dicho esto se pone de pie para dirigirse a la salida de la casa.

—¡Espera! ¡¿A dónde vas?! ¡Aun no he curado tu herida! — le dice mientras le sigue hasta encontrarlo al borde del pasillo poniéndose sus zapatos.

—No debes preocuparte. Iré al hospital más cercano. No es necesario que vuelvas a verlas.

Y sin decir más, el joven sale de la casa lo más rápido que puede, dejando a la pelinegra más preocupada que antes. ¿Por qué ha actuado de esa manera? ¿Por qué tiene miedo a que ella pueda ver sus cicatrices otra vez? ¿Será vergüenza o miedo a tener que recordar cómo las obtuvo? Mira sus manos y recuerda el cálido tacto que tuvo al momento de tocar la piel de su abdomen y cintura. Su corazón comienza a latir rápidamente y su sonrojo se hace más notorio. Ahora que lo piensa, ¿Por qué hizo eso? ¿Qué estaba sucediendo con ella? Ha actuando sin pensar. ¿Y si piensa mal de ella? Pone sus manos en su rostro y siente el calor que arde en sus mejillas, está demasiado apenada. Había actuado de una manera demasiado seductora ante él, ante un joven mayor que ella. Menos mal que ninguno de sus familiares se encuentra ahora en casa.

Se regresa a la sala para tomar el botiquín de primeros auxilios y regresarlo a su lugar. Después de ello se dirige a la cocina donde decide por ponerse a calentar la comida que había sacado. No está segura si el joven volverá a la casa antes o más tarde, pero de igual forma ha calentado suficiente para ambos. Mientras espera a que se caliente la comida, se sienta en la silla frente a la mesa y se encuentra revisando los tantos mensajes de su celular, que tiene de algunos compañeros de clases quienes le están avisando de las tareas, próximos exámenes y de algunos rumores que se han generado en su ausencia referente a los ataques que se han estado presentando en la ciudad.

—Parece que todos en la escuela están al pendiente de esa noticia — dice mientras sigue leyendo los mensajes hasta que ve uno de su amiga Eri el cual le reclamaba por no informarle sobre el joven que estaba viviendo en el templo. — Esto no me agrada nada — dice nerviosa por lo que podrían llegar a hacer sus amigas.

El Deseo de Dos Amantes (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora