¿Amigos? [Fargexby]

33. Sospechas

Fargan caminaba a su casa, era obvio que la razón por la cuál la madre de Alex se porto tan fría con él fue por que seguro escucho algo anoche.

Pero fue inevitable, Alex pidiendo a piernas abiertas que lo follara era muy difícil de resistir, admitía que no sentía culpa por lo que paso, estar dentro de Alex era estar en el paraíso, recordó las expresiones de Alex durante la noche anterior, mordiendo sus labios y cerrando sus ojos a lo bien que se sentía, el pequeño gemido que se le escapo cuando término en su torso y la risa cansada que le dio el honor de escuchar, y como aún con esa sonrisa le pidió otra ronda. Fargan estaba seguro que repetiría en bucle ese recuerdo hasta la próxima vez.
Fargan soñaba despierto con una sonrisa, incluso se le quitó el hambre, aun que no había comido nada desde antier.

-¿Fargan?-Fargan se detuvo frente a la chica que siempre lucia bien, pero que eso no le quitaba lo maldita.

-Dulce, ¿No deberías estar en el instituto?-
Fargan se cruzó de brazos mirando con odio a al chica de cabellos castaños.

-Ah si, decidí faltar... ¿Y tú?, ¿Vives por aquí?-
Fargan bajo la guardia y asintió.

-Si, a una cuadras más y ahí está mí casa... -
Fargan volvió a sentir hambre, su estómago hizo un ruido que sorprendió a Dulce.

-Wow ¿hace cuanto no comes?-
Dulce se cruzó de brazos y sonrió.

-Desde antier, y todo por que no se prender la estúpida estufa. -Dulce comenzó a reír, y Fargan sonrió, afuera del Instituto se sentía diferente, como si no fuera la chica que todos los días quería joder su relación.

-Si quieres yo te puedo cocinar. Soy muy buena en eso... -
Dulce tomó un mechón de su cabello y comenzó a jugar con él.
Fargan se mordió un poco los labios, si bien era cierto que tenía hambre, bien podría pedir comida, además de que Dulce no era de fiar.

-No, no creo que sea buena idea Dulce. -Dulce sonrió más, una reacción extraña.

-No te voy a envenenar Fargan, anda, la comida casera siempre es la mejor... -Dulce tomó el brazo de Fargan y lo enredo en el suyo.
-Anda, llévame a tú casa.-
Fargan suspiro y camino con Dulce hasta su casa.
Se sentía incómodo, el vecindario no era muy cotilla que digamos, pero sería raro ver que cambió al chico lindo que venía casi todos los días por una arpía, digo, Dulce.

Fargan deshizo el agarre cuando llegó a su casa, abrió el portón y cruzaron por el patio enorme pero vacío.

-¿Vives solo?-Dulce volvió a tomar la mano de Fargan. Fargan solo dejó que la tomara, más no le correspondió el agarre.

-Si algo así, mis padres nunca vienen aquí, y mis hermanos se fueron hace años... -
Dulce le dió una palmadita y entraron a la enorme casa.

-Vives en un castillo...-Dulce giro sobre sus pies mirando la casa desde abajo.

-Tu también vives en uno, incluso más alto.-
Fargan prendió las luces que siempre estaban apagadas, la casa tomó un tono naranja y luminoso.

-Si pero siempre es bueno decirles lo bonita que es su casa a los demás... -
Dulce camino hasta la cocina. Fargan no le apartó la mirada ni un segundo, no sabía de lo que era capaz Dulce, tal vez y traía una bomba.
-Mmm Tienes buenos ingredientes, ¿Quieres que te haga croquetas?-
Fargan asintió emocionado olvidando de quien se trataba.
Dulce sonrió tiernamente y comenzó a sacar lo necesario para hacer dicha comida, Fargan se quedó sentado en las sillas de la barra esperando a que estuviera la comida.
-Oye no seas ingrato, tan siquiera ayúdame.-
Fargan se rió y trato de no estropear el proceso, Dulce le decía que hacer y Fargan lo hacía.
-¿Tienes una bocina?-Fargan asintió mientras hacia el complemento.