~XXIII~ La trinidad real

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La reunión se haría de manera muy privada, por lo tanto los sirvientes así como algunos miembros de la familia real fueron desalojados a la parte sur del palacio. El mayordomo principal fue quien se encargó de guiar a Scarlet y Libasset a una de las salas privadas del recinto.

Justo estaban reunidos todos los presentes, la reina, así como el tercer príncipe. Reid, Elías y el detective Thomas.

—Su majestad, la embajadora y Madame Merlín han llegado —anuncio el mayordomo, permitiéndoles el acceso a las dos mujeres.

La anciana reina y la suprema se observaron en silencio por unos segundos—. Hace muchos años que no te veía, pequeña Isabel.

—Ya hace 79 años, pero el tiempo aún me mantiene con vida —respondió la reina—. Y me ha dado el regalo de volverte a ver.

La sorpresa sí que dejo pasmado a todos los presentes, a excepción de Libasset. Era increíble que la reina Isabel tuviera un lazo cercano y personal con la suprema de los magos. Dos mujeres de poder reunidas.

Scarlet pasó de la anciana al hombre de cabello rubio y corte de ropa Londinense. Lo identifico de inmediato por su aire destacado, sonrió internamente al percatarse que los grandes problemas que se avecinaban obligaron por primera vez que tres mundos se unieran en una junta. La reina Isabel de los externos, Scarlet Merlín de los magos, y por último el gran rey de los internos.

Kreuz solo asintió en silencio ante Elías, quien correspondió al saludo. No era el momento para hablar sobre ellos.

—Máster, he solicitado la presencia de todos, incluso el ministro principal de Edimburgo y al detective Thomas Dickens.

—Un gusto caballeros, pero creo que nos saltaremos las formalidades —expreso Kreuz, invitándolos a todos a tomar asiento—. He leído todos los reportes que Libasset me ha mandado. Perdonen si no he estado presente en algo urgente pero no podía dejar mi lugar.

—No tenga problema con eso madame —hablo Reid—. Sabemos muy bien que debe proteger al igual a los estudiantes con los peligros.

—Si no fuera por su presencia, seguro lograrían matar a los estudiantes de Hogwarts como a los niños de Londres y Edimburgo —agrego Thomas.

El ambiente se llenó de un aire de desasosiego.

—Continuando con el tema —prosiguió Dickens, repartiendo los folders—. La información ha sido actualizada, han dejado de cazar niños, su última actividad fue el asesinato de la familia de uno de ellos, al igual hay algo inusual.

—Han desaparecido cuatro personas adultas, no es así —dijo Scarlet.

Thomas asintió—. Al igual que los niños, no hay rastros de su paradero. Solo quedan los restos de la mujer.

En ese momento todos quedaron en silencio y observando el folder de la reina Isabel. Elías había sido rápido con su acción. La anciana estaba por abrir el folder, hasta que el bastón de Ainsworth la detuvo, haciendo una leve presión sobre el documento.

—Pero como se atreve —expreso molesto el príncipe Eduardo (Conde de Wessex).

—Me disculpo por la falta —respondió Ainsworth con tono serio—. Pero no creo que la reina deba ver el contenido. Veo por su condición, es más recomendable que los revise usted mismo, príncipe.

—Por tu respuesta, estuviste en la escena del caso —hablo Scarlet.

—Por eso he dado mi opinión —respondió Ainsworth.

El hijo preferido «Dinastía Merlín»¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora