~Prefacio~

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—Que misterios ocultas sobre ella, dímelo Albus.

—Ya te lo dije Severus, no es mi deber decirlo. Tampoco es necesario que lo sepas —respondió el anciano sin alzar su voz.

—Sabes más de lo que aparentas, no es normal que un Merlín venga como si nada a dar clases —expresó molesto el pocionista.

—Si te lo dijera, ¿En qué cambiaría? —inquirió el anciano—. No podrías hacer nada justo en esta situación, los peligros están regresando, el orden es evitar que Harry salga herido.

Snape semi-cerró los ojos al escuchar lo mismo de siempre—. Potter esto, Potter aquello —repitió furioso—. Pues al parecer no es al único que le rondan los peligros.

Con rapidez se acercó al escritorio del anciano, recargando ambas manos—. Escúchame bien Dumbledore —continuó Snape—. Aquí los peligros van por una cabeza y es la Nobeless. Y si la capturan a ella, ni siquiera esa estúpida profecía nos salvará.

Dumbledore quedó sin habla, escuchando el fuerte azote de la puerta cuando el pocionista salió de su oficina.

Severus Snape le había perdido total respeto a su mentor.

El hijo preferido «Dinastía Merlín»¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora