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Llevamos toda la mañana arriba abajo con prisas, preparando todo, la comida, las decoraciones. Estan ya todos en casa, excepto Ana, la madre de Hugo y Sam. Hace un rato que Sam ha salido a recogerla de la estación y tienen que estar al llegar.

Aprovecho que estan todos los chicos hablando a lo suyo para escaparme un momento a mi habitación. Saco del armario el regalo de Hugo y con cuidado lo llevo hasta su cuarto, lo coloco en la cama y en una nota escribo "Felicidades rubio", la pongo encima del regalo y salgo de la habitacion cerrando la puertas detras de mi.

Una Sam roja como un tomate y sudando entra por la casa agarrada de su madre.

- Luego os la presento, corred, esconderos que me ha llamado que esta llegando ya - dice con la respiración agitada de todo lo que ha corrido.

Nos escondemos detras de los sofas o detras de la puerta callandonos entre nosotros hasta que se escucha las llaves de la casa y se hace un silencio.

- ¿Sam? ¿Eva? ¿Que haceis con todo apagado? - una sonrisa se coloca en mi rostro por su duda.

- ¡Sorpesa! - gritamos todos al unísono.

Se lleva las manos a la boca y los ojos como platos, mira a todos lados fijandose en quienes estamos ahí, pero su vista se para cuando llega a su madre. Suelta la chaqueta que se estaba quitando en el suelo y se lanza a ella acogiendola en sus brazos. Ana esta hecha un mar de lagrimas y Hugo, aunque quiere aparentar que no, se que tiene unas ganas inmensas de llorar. Sonrio con ternura viendo la situación.

- Joder. Muchas gracias a todos - dice sonriente pasando a abrazarnos a cada uno de nosotros - voy un momento a cambiarme y ahora vengo, que veo que lo habeis montado bien - sonrie refiriendose a la decoración.

Un nervio se apodera de mi barriga cuando me doy cuenta de que va a ver mi regalo. No se si le gustará, espero que si.

Ha pasado ya un rato y aunque estoy charlando tranquilamente con todos, mi mirada no para de ir hacia la puerta por si cierto rubio aparece.

- Voy un momento a la cocina - me disculpo con Mai para ir a beber agua, los nervios no me dejan en paz.

Justo cuando entro por la puerta una mano tira de mi haciendo que mi espalda choque con la pared y quede acorralada por un cuerpo.
Subo la mirada para encontrarme con sus ojos verdes y solo rezo para que no se acerque demasido a mi y note a la velocidad que va mi ritmo cardiaco.

- ¿Has sido tu verdad? - me dice, demasiado cerca y con una sonrisa de oreja a oreja.

- ¿El que? - me hago la tonta.

- Lo sabes perfectamente - me sigo haciendo la tonta y baja la cabeza negando y riendo - la guitarra, se que has sido tu.

- ¿Porque lo crees?

- Porque nadie, excepto mi madre y Sam sabia que me queria comprar una guitarra - se acerca a mi oido - y la letra de "felicidades rubio" no es de ninguna de ellas - me susurra haciendo que se me erize la piel.

- Muy bien rubito, veo que se te da bien adivinar - bromeo.

- Muchas gracias - se acerca a mi de nuevo y posa sus labios en mi mejilla, demasiado cerca de mis labios, diria yo.

Cierro los ojos intentando captar en mi memoria la sensación de ese beso, aunque haya sido en la mejilla.

- ¿Te ha gustado entonces? - me hago pequeñita con un hilo de voz.

- Claro, ¿porque no me va a gustar? - me dice sonriente.

- No se, habia muchas en la tienda, pero esa era la que mas me gustaba. Todavia no se mucho tu estilo, asi que no sabia si te iba a gustar - digo nerviosa.

AparienciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora