Sábado por la mañana, camino tranquila al son de mi playlist que suena en mis auriculares. Me gusta salir a pasear, sobre todo cuando en épocas de frío hace un sol pleno como el de hoy. Me siento en un parque sintiendo la brisa correr por mi rostro. Observo detenidamente a los niños corretear y jugar, sus padres juegan con ellos felizmente.
Ahí es cuando me pongo algo más nostálgica, echo de menos a mis padres. Por muchas razones, de temas trabajo y dinero, no es fácil coger un avión o tren para ir a vernos. No les veo desde verano y estas navidades las pasare aquí en Madrid, en noche vieja es cuando voy para el norte a verlos. Por lo menos, Sam y Hugo estarán también el día de Navidad aquí, no me sentiré tan sola.
Y tal y como le pienso, un mensaje suyo llega a mi teléfono, sacándome una sonrisa.
[Mensaje de Hugo a Eva]: Hola, ¿por donde andas? Estoy en el bar a punto de cerrar, ¿te vienes y nos tomamos algo?
[Mensaje de Eva a Hugo]: Hola rubio, estaba dando una vuelta, pero me tienes allí en cinco minutos.
Al mismo tiempo que se lo estoy enviado, me estoy levantando del banco encaminándome hacia el bar.
Os estaréis preguntando que como va todo entre Hugo y yo. Pues creo que no podría ir mejor, aún no hemos confirmado nada, simplemente nos estamos dejando ser. Para nada en comparación con la primera vez que me deje llevar con él, ahí no tenía ni idea de sus sentimientos, y aunque es un tema del que solo me ha hablado esa vez, se que sus sentimientos persiguen ahí, intactos, como los míos. Aunque no los nombremos, ni nos lo digamos con palabras, simplemente nosotros lo demostramos con hechos.
Llego hacia el bar, viéndolo desde fuera que esta todo apagado y la persiana por fuera media bajada. Entro agachando la cabeza un poco y el tintineo al abrir la puerta llama la atención del rubio que esta limpiando la barra.
- No sabía que iba a ser tan íntimo esto, rubiales. - me acerco a él dándole un suave beso en los labios.
- Una copita es mejor tomárnosla solos, que rodeado de gente - me dice a la vez que suelta el trapo y se aferra a mi cintura.
- ¿No te regañaran por estar aquí? - me preocupo.
- Mientras que no me pillen - dice divertido acercándose a mi cuello.
- ¿Dónde esta esa copa? - lo separo de mi mirándole desafiante y el ríe negando.
- Ahora se la traigo señorita, siéntese - se mete en la cocina mientras me siento en el taburete de la barra. - ¿Ginebra? - asoma su cabeza y yo niego.
- Mejor ron cola, soy de bebida básica - reímos.
Aparece con las dos copas en la mano y se sienta a mi lado acercando su taburete al mío, sintiendo su respiración bien cerca. ¿Puedes llegar a tener adicción a una persona? Si es que sí, yo la tengo bien desarrollada hacia Hugo.
- Bueno, ¿y que tal la mañana? - saco algo de conversación, ya que como siguiésemos en ese silencio, las copas se iban a quedar hasta arriba y lo único que me iba a subir la adrenalina era su cuerpo, del que ahora me imagino cosas que no debería. Al menos estando aquí.
- Agotadora, tengo los hombros demasiado cargados de sacar cajas de la despensa. - se toca los hombro echando la cabeza hacia atrás.
Sonrío levantándome del taburete y colocándome detrás suya.
- Igual necesitas un masaje - le susurro en el oído provocándole un escalofrío, escucho como suspira y se echa hacia atrás dejándome paso para atacar su cuello.
- Creo que es justo lo que necesito - jadea.
Sigo besando su cuello con pequeños mordiscos, mis manos se cuelan por debajo de su camiseta delineando su espalda con las yemas de mis dedos. Con Hugo aun de espaldas a mi, paso mis manos por su torso acariciándolo y bajándolas más aun hasta tocar el filo del pantalón, escuchando los suspiros de Hugo que hacen que me ponga a cien.
- Eva-a - me llama con la voz entrecortada, se gira quedando cara a cara - ven conmigo.
Tira de mi sin decirme a donde, tampoco le pregunto. Solo dejo que tire de mi mientras ambos reímos sin sentido. A causa, supongo, de lo poco que hayamos bebido de las copas, que ahora se han quedado en la barra.
Abre por fin una puerta y tirando de mi brazo me hace adentrarme en ella. Esta oscura y en a penas unos segundos tengo sus labios pegados a los míos. Por accidente, ante la efusividad de Hugo pegándome a la pared, le di al interruptor de la luz, dándome cuenta de que estábamos en la despensa.
- Hugo - digo mientras sus besos recorren mi cuello bajando hacía mis pechos - como te pillen, te echan - le digo entre jadeos.
- Ahora mismo es en lo que menos estoy pensando Evita. - me susurra en el oído y seguidamente me quita la sudadera que llevaba, dejándome solo en sujetador. - joder - los visualiza y los ataca haciendo que un gemido se escuche por toda la despensa.
Poco a poco nuestra ropa va desapareciendo, y aunque fuera haga un frio de invierno increíble, en esta despensa hace más calor que en agosto en el sur. De un impulso me coge, enrollando mis piernas en su cadera y fusionándonos en uno, una vez más.
Ya nos conocemos. Conocemos nuestros gustos, tanto en tema de sexo que conocemos nuestros puntos débiles, como en nuestro aspecto personal. Tan solo hace cuatro meses desde que Hugo llegó a mi vida, poniéndola patas arriba completamente, y no me han hecho falta los cuatro para conocerlo a la perfección, me han sobrado, incluso.
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Apariencias
FanfictionSegun el dicho, las apariciencias engañan pero, ¿siempre? ¿Como saber si una persona de primeras aparentemente es así, o es un muro? Tendran que conocerse. Mas aun si son compañeros de piso.