En un mundo donde existen las tres castas sobresalientes, sólo dos son de utilidad en la sociedad.
Las razones de que uno esté excluido pueden variar para cada persona, aunque para algunos, suelen ser útiles para cosas personales e incluso lascivas...
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AVISO / ADVERTENCIA A partir de ahora no se pondrán advertencias, deberán de tener en cuenta que cada capítulo sorprenderá con algo distinto o igual de desagradable como vejaciones, muertes y más porvenir.
Preparados para cualquier cosa.
Fue tan simple y quizás rozando lo irrelevante.
Hoy, se llevarían al Omega de la manada Matsuno.
Con caras neutrales firmaron los papeles, dando una mirada por encima lo escrito y sin desear perder tiempo.
Esperaron durante un buen tiempo antes de ver llegar por fin al Omega evaluado, todos ignoraron el estado de éste en su llegada, la mirada gacha, tomándose del brazo flácido por sentir toda su extensión marcada por los dedos en un intento de mantenerlo quieto ante unos temblores que no parecía sentir, no pasó desapercibido por la mirada rojiza, quizás la única.
El Omega apenas percibía a sus hermanos parados esperando los resultados de los cuales la madre conversaba con el instructor.
Pasaron minutos, en donde el Omega bajó la mirada cubriendo su rostro, la manada se dio cuenta de esto, pero guardaban silencio.
El ambiente se volvió pesado.
Hasta el momento en que escucharon unos murmullos, todos voltearon disimuladamente al Omega con distintos pensamientos, la manada reprimiendo su inquietud ante un presentimiento desde esa mañana al ver al Omega demasiado ido; pero giraron de vuelta.
Toda la sala trató de ignorar los murmullos.
Aún cuando comenzaron a incrementar trataban de olvidarlo, eran palabras inentendibles, inclusive salieron algunas risas que puso los pelos de punta a más de uno.
Los encargados recién llegados cuestionaron de lo que sucedía, más nadie podría explicarlo por este acto que no sufrió ninguna vez en esos meses.
Osomatsu tuvo que encargarse ante una mirada de la matriarca y comenzó a llamarlo, pero no contestó, ni aunque se moviese frente suyo al ser ignorado. Una mirada preocupada se asomó en el Alfa.
¡Las risas continuaban! Ahora más audibles, tuvo que llamarlo más veces, pero ninguna respuesta fue dada, todos callaron a la espera de que esto termine y siendo forzado por su manada Osomatsu le sujetó los brazos para moverlos, una mirada asomándose a su desconcierto y temor de verlo en ese estado.
