15: "Suerte de cada quien"

103 6 8
                                    

Se removió con incomodidad, sin poder soportarlo entreabrió los ojos solo para observar la nada de la oscuridad y su frialdad e indiferencia a su estado de ánimo. Siempre imperturbable.

Pero lo que le molestaba bastante eran los aromas de Alfas a su alrededor, los mismos que sintió con anterioridad en desgracia por apenas salir de su manada.

Entre las neblinas de su sueño escuchaba algunas voces ya conocidas, dentro del mismo cuarto pero sofocantes, un aroma peculiar de críticos, manzanos y ceniza.

Los últimos dos no reconocía, era complejo pero pudo describir a una persona.

_ ¿Osomatsu?

Las voces callaron momentáneamente, antes de que unas manos comiencen a tocar descaradamente su cuerpo partiendo desde las piernas, su cuerpo se erizó al toque, la inquietud surgió y trató de mantener la calma.

Respiraba con fuerza, faltaba aire, ganas de gritar incrementeban al paso de segundos, quería moverse, quería ver lo que estaba pasando pero sus párpados pesaban, entró en conflicto al pensar que ya estaban abiertos.

_ Basta... Por favor.

Suplicante quiso retirar esas manos que comenzaban a incrementar.

Su pecho subía y bajaba, comenzó a negar para detener sus lágrimas sin lograrlo.

_ No, por favor.

¿Hace cuánto sintió todo ese dolor?

Las imágenes eran borrosas, no estaba seguro de estar abriendo sus ojos, todo era escalofriantemente oscuro y frío.

Demasiado frío.

Hubo iluminación de repente, un lugar previamente conocido, algo reconfortante sin quererlo al verlo una vez más.

_ Nah, Kusomatsu, ¿Podrías traernos algo para comer?

_ Ah, claro Buraza. ¿Con qué dinero? _no era una ofensa, lamentablemente no tenía ninguna pensión como sus hermanos, así que solo se entretenía sirviendo para su manada.

_ ¿Escuché bien? ¿Debemos darte algo? _se quejó el de rosa.

_ Para tu raza, conseguirás lo mejor con solo darle tu culo a alguien, nada complicado para ti, ¿No es así? _Ichimatsu se metió, normalmente ajeno a las conversaciones a menos que se trate de él.

Karamatsu ignoró el comentario, y sólo terminó sonriendo, ganándose un muy buen golpe del Alfa de morado horas después por ser un estúpido. O al menos eso dijo.

Omega, ¿No?

Frunció el ceño, en otro ambiente y tiempo, el espejo frente suyo reflejaba un rostro demacrado, una parte expresando esa sonrisa falsa y descompuesta, y la otra llorando libremente.

Una deformidad de un Karamatsu dividido.

Tocó su rostro con lentitud, sin poder comprender la razón de tanto dolor, o más bien, ignorándolo. Desde que despertó en ese consultorio y con algunos percances en el mismo al inicio, pudo recordar el origen de esos recuerdos, claramente no dijo a nadie que había olvidado todo, solamente que en las noches lo golpeaban pesadillas que eran memorias tortuosas.

Ser un Omega y lo que eso significaba.

No se atrevería a decir que esos episodios donde veía su vida rodeada de una manada horripilante, en realidad lo sentía como una vida de alguien más.

No era un Omega. No deseaba serlo.

Pero el destino es cruel, con el peso de tener esa raza, ser condenado a vivirla, pero por sobretodo amar a esos villanos desalmados.

Depravado Destino {Osomatsu-san}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora