En un mundo donde existen las tres castas sobresalientes, sólo dos son de utilidad en la sociedad.
Las razones de que uno esté excluido pueden variar para cada persona, aunque para algunos, suelen ser útiles para cosas personales e incluso lascivas...
_Mamá, mamá_ el pequeño niño gritaba por toda la casa buscnado a su progenitora, casi cayendose por las escaleras pero siendo atrapado por quien buscaba, no esperó más y la abrazó con fuerza mientras se escuchaba a lo lejos los gruñidos de su hermanos despertar por el escándalo.
_¿Qué sucede pequeño? ¿Nuevas pesadillas? _ cuestionó meciendolo y pensando en reprocharle nuevamente su actitud de casi tirarse por las escaleras como pasó un par de veces antes por su torpeza.
Los gimoteos ablandaron su corazón y sobó la espaldita del menor al sentir humedecer su blusa, llamándole con delicadeza y paciencia llevándolo cargado a la sala.
_ M-mamá, me dolió mucho mamá... _pudo distinguir esas palabras.
_ ¿Acaso, otra vez personas que te lastimaban? _ su preocupación aumentó, frunció el ceño considerando una mayor ayuda, últimamente estaban apareciendo esas pesadillas terriblemente descriptivas del niño que hasta dio algunos dibujos sobre ello, por lo que lo llevó a consultar con otras personas, pero solo dijeron que era algo de televisión que pudo haber sacado de algún lado o haberlo visto cuando regresaba a casa solo ya que sus hermanos fácilmente lo olvidaban en el camino debido a sus distracciones.
Así que, por un tiempo no iría a la escuela, no obstante, las pesadillas se retomaron luego de algunas semanas.
El niño apenas se separó del abrazo negó con su cabecita con el rostro en lágrimas que a su madre no importó limpiar con delicadeza esperando a que se calme un poco.
_ E-esta vez, no eran esas sombras horribles... e-esta vez _ calló de repente, mordiéndose el labio inferior y volvió a mirarla, sus ojos demostraron duda en continuar, Matsuyo solo le brindó un sonrisa ayudándolo en su tristeza, así que se decidió_. Esta vez... eran mis hermanos mamá...
Ella abrió los ojos enormemente, y abrazó a su hijo con mayor fuerza siendo correspondida con nuevos sollozos.
El niño temblaba como nunca antes, empeorando a cada minuto. Matsuyo en ese momento decidió a contárselo a su esposo apenas llegue esa noche.
Claramente, el pequeño con casta marcada como Beta no contó acerca de la presencia de su madre junto al resto de sus hermanos.
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Matsuyo estaba sentada frente al hombre más alto y con mayor poder, el Alfa que bebe del vino en una copa y con una comida de clase sacada en pequeños trozos era suficiente para la cena del mismo día en que todo se vino abajo para la familia Matsuno.
_ ¿No comerá? _ cuestiona al ver que no probó ningún bocato, mas sólo recibió una mirada que no se molestó en averiguar, estaba de buen humor de todos modos, se alzó de hombros_. Pasó casi todo el día sin alimento, de seguro lo necesita.
