Tenía los dedos manchados de carboncillo, también una de sus mejillas y la punta de la nariz, pero poco le importó. Estaba demasiado concentrada en las líneas que parecían respirar en su cuaderno, enroscándose sobre sí mismas, enredándose unas con otras, creando figuras, creando sueños, creando ilusiones.
Había muchos momentos especiales a la hora de diseñar, al menos para ella. No entendía la gente que lo veía como un mero proceso de copiar y pegar, de volcar lo mismo en la tela una y otra vez. Para ella era algo especial, pero definitivamente uno de sus momentos favoritos era el de trasladar lo que sucedía en su cabeza al papel. Dicen por ahí que el papel todo lo aguanta, pero para Marinette era el primer contacto. Le permitía ver los pros y los contras, qué cosas podía hacer y cuáles no, o más bien, cuales podía hacer con los métodos habituales y cuáles necesitaban una vuelta de tuerca para poder ser.
Era uno de sus placeres más íntimos, aunque no muy secreto. Cuando los demás la veían sumirse en la magia de los diseños, solían dejarla estar, absorta como se quedaba. Eso no quería decir que Marinette no tuviera secretos. Podía parecer siempre un libro abierto, pero eso era casi un chiste accidental de su torpe personalidad. En realidad, guardaba muchísimos secretos bajo llave. Algunos de ellos incluso la habían llevado a mentir en más de una ocasión. Que era Ladybug, que desde hacía unos años el maracuyá le daba alergia, que durante un brevísimo periodo de tiempo estuvo casada, que era la guardiana de un montón de prodigios que podían suponer la protección o el fin del mundo...
Marinette jugó con el anillo que llevaba en el dedo índice de la mano izquierda ante el pensamiento. Se había convertido en un divertido recuerdo, aunque lo cierto es que no lo sabía nadie más que ella y Luka. Bueno, y la comitiva llena de desconocidos con la que habían viajado a mar abierto para una megafiesta a bordo. Después de eso, Marinette se prometió no volver a beber y mucho menos casarse de nuevo. Lo que quizás podía resultar un tanto hipócrita teniendo en cuenta que su pequeña boutique realizaba vestidos de novia a medida. Pero un divorcio era más que suficiente a sus veinticinco años, muchas gracias.
El anillo era un sencillo aro de plata que Luka solía llevar en su dedo meñique. Ella misma se lo había regalado después de que el grupo ganara su primer gran premio, el primero de muchos. Que volviera a ella como anillo de boda y como regalo en el divorcio había sido como un chiste para ambos. También un cierre definitivo a aquella extraña química que siempre habían tenido, al y si con el que todos parecían acosarles constantemente. Ahora, incluso al otro lado del mundo, seguía siendo uno de sus mejores amigos y diseñadora oficial de la banda. Y quizás en algún momento pasaría públicamente a la historia como una de las ex-esposas más famosas de las estrellas del rock. La mera idea le horripilaba y le divertía a la vez.
Marinette suspiró al escuchar el agudo silbido del hervidor de agua. Se levantó, sintiendo cómo algunas de sus articulaciones crujían después de estar demasiado tiempo en la misma postura, y fue a la cocina a prepararse una infusión.
Realmente su estudio, su salón y su cocina eran prácticamente la misma habitación. La cocina estaba separada por una barra de ladrillo y madera y dos pequeñas puertas de cristalera. A ambos lados de la barra había un par de taburetes altos, que hacía sus funciones de comedor. El salón no era muy grande, apenas había espacio para un sofá apañado con dos pales de madera, un colchón y un montón de cojines que ella misma había cosido, el televisor, un par de estanterías blancas que armonizaban con las paredes de ladrillo beis rellenas de libros y cuadernos de diseño y su mesa de diseñadora. Al otro extremo estaba su dormitorio y el cuarto de baño.
Podría haberse mudado a un piso mayor o haberse comprado muebles en lugar de apañarlos ella, pero había ahorrado mucho para abrir su pequeña boutique, para salir del expositor online en el que llevaba años trabajando. Quizás lo que tendría que haber hecho, al menos, era llevar la mesa de diseño al taller de la boutique en lugar de encargar una nueva, evitar llevarse el trabajo a casa, pero le era tremendamente difícil.
Se sirvió una infusión de hibisco y regresó a su mesa. Echado la vista atrás, era complicado pensar que aquella era su vida. No se parecía mucho a lo que había aspirado de adolescente, aunque quizás aquello era lo normal.
Nada había vuelto a ser igual desde aquel día, hacía diez años: cuando descubrieron el secreto de HawkMoth.
Aquel había sido el motivo de su caída, pero también algo se había roto en ellos, en Chat Noir y en Ladybug, en Adrien... Aunque siempre había sido una romántica y era muy probable que lo fuera toda la vida, la visión del amor tóxico y destructivo del Gabriel Agreste y del tantísimo daño que le había hecho a su hijo cambió por completo su corazón. También, aunque no quisiera, cambió su relación con Adrien. Temía a su propio corazón, temía hacerle más daño a él, temía no ser el apoyo que él necesitaba por su espantosa fantasía del príncipe encantador. Se distanció. A veces se arrepentía. Aún seguían en contacto, pero a veces su relación era más por negocios que por verdadera amistad.
Apenada ante el recuerdo, volvió a sentarse y a encarar su trabajo. Le dio los últimos detalles al diseño que tenía sobre la mesa con el sabor agrio de los pensamientos tristes en la lengua. Aquel sería el broche final de la colección, su pequeña joya. Lo supo en el momento en que lo terminó. Debería estar entusiasmada, pero de alguna forma los recuerdos habían impregnado de tristeza el traje, convirtiéndolo en una visión que, aunque hermosa, le rompía un poco el corazón.
No tuvo tiempo de sumirse en la tristeza. Ni siquiera de soltar el lápiz. Como si tuviera un radar para captar sus emociones, Mullo se colocó sobre su hombro llamando su atención con una sonrisa cómplice:
—¿Nos vamos a dar un paseo?
Lunes, 1 de marzo de 2021
¡Hola a todos!
Como tengo unas amigas que son una terrible influencia, me sumo al reto #MarinetteMarch2021, un reto del blog marinettemarch (tumblr). Espero contar con su compañía en este mes loco jajajajaja
Con esto y un bizcocho, ¡nos leemos mañana!
P.D.: Les adjunto el súper calendario traducido y diseñado por la cuenta @ml_appreciation en Twitter (✧ω✧)
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Los secretos de Marinette
FanfictionMarinette era un libro abierto. Siempre cercana, siempre empática, siempre con el rostro lleno de tantas emociones. Pero en realidad, Marinette estaba plagada de secretos. Algunos ni ella misma los conocía. Fic del reto #marinettemarch2021.