Marinette observó cómo la cafetera expulsaba suavemente un cremoso cappuccino mientras hacía un ruido grave y un poco tosco. La pobre tenía varios años resistiendo sus ataques de cafeinómana insomne y empezaba a dar muestras de ello. Mientras esperaba, se secó el pelo húmedo con la toalla que tenía al cuello, aunque apenas era capaz de dar un par de palmaditas. Estaba agotada.
Nino y Alya finalmente se las habían ingeniado para echarla a patadas del hospital con un brillante cuadrante de turnos que tenía toda la pinta que había estado haciendo Alya con el único objetivo de conseguir que se fuera a dormir a casa. Tampoco es que pudiera protestar. Cualquier intento se lo comían los bostezos y el dolor de espalda que le había producido dormir en aquel apaño de sillón de la habitación de hospital. Aunque dormir en casa tampoco había sido muy gratificante. Le costaba dormir y el poco sueño que conseguía conciliar estaba plagado de recuerdos confusos, retorcidos en sus propias historias, distorsionados... Habían sido noches de pesadillas.
—El café ya está listo, Marinette —le recordó Tikki, haciéndola despertar de su ensoñación.
Efectivamente, el ruido de la máquina se había detenido y su taza estaba llena, con un montón de espuma hasta los bordes. Tikki le roció un poco de cacao en polvo por encima, formando un corazón.
—Muchas gracias Tikki.
—No hay de qué —le respondió Tikki con una sonrisa cálida.
Marinette tomó la taza y se sentó en una de las butacas del mostrador de la cocina. La luz del sol inundaba el piso, fuera hacía un día estupendo, pero a Marinette solo le producía dolor de cabeza.
—Quizás deberías dormir un poco más Marinette —le sugirió Tikki, tomando una galleta de chocolate del tarro y mordisqueándola con delicadeza.
—No podría aunque quisiera... —suspiró Marinette. Ella era una devota de quedarse pegada a las sábanas hasta tarde, una costumbre que parecía imposible de quitar, pero esos días la capacidad de dormir a pierna suelta huía de ella—. Además, tengo trabajo que hacer.
—¿Te refieres a tu desfile o a Adrien? —preguntó Tikki con una mirada inquisitiva.
Marinette suspiró con pesar. Tomó un sorbo de su taza, mojándose la nariz de espuma sin darse cuenta.
—No sé... ¿Un poco de ambas? —exhaló Marinette con un débil lloriqueo—. Me siento fatal, Tikki. ¿Me puedes explicar qué clase...? ¿Qué clase de guardiana soy? ¿De amiga? He intentado estar animada al lado de Adrien, pero verle en esa cama ha sido más aterradora que mis peores pesadillas. Y no sé si tengo derecho a sentirme así si quiera después de lo que le he hecho.
Tikki flotó en el aire hasta estar cara a cara con Marinette.
—Escúchame bien, Marinette —la regañó Tikki con el rostro serio—. Como guardiana, como superheroína y como persona tienes que aprender que rara vez las cosas pueden separarse simplemente en el bien o el mal. En realidad ya lo sabes. Hay muchos matices, problemas que se entrelazan entre sí y decisiones complicadas que surgen en un determinado momento y lugar. Lo que hacemos con esas situaciones, nuestras intenciones y lo que nos importa puede ser lo único que nos ayude a encontrar nuestra brújula. Y, aún así, lo que para ti fue la decisión correcta no tiene por que serlo para los demás. Tienes que tener fe en que estabas haciendo lo correcto...
—El camino al infierno está empedrado de buenas intenciones —recitó Marinette con amargura.
—Marinette...
La falta de sueño la tenía agotada. La preocupación la tendría agotada. Pero la tristeza y el remordimiento..., eso le estaba exprimiendo el alma.
Lunes, 8 de marzo de 2021
¡Hola a todos, lindas flores!
Bueno, empezamos una nueva semana de este reto tan loco, ¿preparados?
Con esto y un bizcocho, ¡nos leemos mañana!
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Los secretos de Marinette
FanfictionMarinette era un libro abierto. Siempre cercana, siempre empática, siempre con el rostro lleno de tantas emociones. Pero en realidad, Marinette estaba plagada de secretos. Algunos ni ella misma los conocía. Fic del reto #marinettemarch2021.