Marinette partió la crujiente corteza del croissant en pequeños trocitos que se llevó a la boca en movimientos automáticos, sin ser realmente consciente de cómo el tierno interior del bollo se le deshacían en la lengua y el aroma a mantequilla le inundaba la nariz. Tampoco prestaba demasiada atención a lo que le estaba diciendo Alya ni a su mirada penetrante, aunque no era porque ella no lo estuviera intentando.
Tenía la cabeza embotada y se sentía terriblemente estúpida. Había vuelto a ver a Adrien, pero acompañada por Alya y Nino, y había hecho como si no hubiera pasado nada entre ellos aquella noche. Había sido amable y cordial, al igual que Adrien, pero era obvio que una nueva barrera se había establecido entre los dos. O quizás fuera simplemente que las malas costumbres y miedos habían vuelto a erigir la vieja, aunque ella deseara que no estuviera ahí. Adrien la había observado con confusión y, en el fondo de su mirada, pudo ver lo dolido que se sentía. Sin embargo, había dejado el tema correr. Pero Alya era demasiado lista. Y quizás estaba demasiado atenta a ellos dos. Y por eso estaba allí, en su casa, tratando de sonsacarle información aunque ella estuviera demasiado ida para caer en su cebo.
Finalmente, Alya se cansó de ser sutil, de ser asertiva y incluso de lanzarle preguntas de tiburón. Le tiró del tubérculo auricular de la oreja, evadiendo el lóbulo porque tenía puestos sus pendientes.
—¡Ay! —se quejó Marinette, apartándose de Alya en un rápido movimiento—. ¿Qué haces?
—Vaya, ¿hola? Al fin me contestas —respondió Alya, cruzándose de brazos—. Que tenga que actuar como una niña de cinco años para que me hagas caso, increíble...
—No es que lo hiciera a propósito...
—Ya, ya. Estás distraída porque tienes un lío mental que no te crees ni tú. Lo sé —Alya suspiró—. Precisamente por eso estoy aquí.
—¿No era para disfrutar de mi maravillosa compañía?
—Eso ya estaba incluído, pero resulta que tengo que revisarte para ver si tengo que buscar el ticket con tu garantía y mandarte a reparar.
—Quien te oye piensa que te dejaste todo tu aguinaldo en mí.
—El aguinaldo no, pero me dejé la paga de muchos meses yendo a la panadería de tus padres para poder ser tu amiga —se sinceró Alya—, así que tu garantía está a peso de croissant y macarons.
—No sabía eso —dijo Marinette, sorprendida—, pero de todas formas esa deuda está más que pagada. ¿O te olvidas de todos los dulces que te he regalado desde entonces? —le preguntó con una sonrisa burlona antes de robarle un pedazo de croissant.
—Venga, vale, la garantía ya no vale, pero igualmente tengo que ver si te tengo que enviar a reparar.
—Pues venga, analízame, ¿qué resorte tengo mal puesto? Aparte del de mi colchón, que no me deja dormir las pocas horas de sueño que tengo.
—Mmmm... No sé, ¿qué estás completamente absorta en el trabajo?
—¿Y me lo dices tú? Te metiste en las alcantarillas por un reportaje.
—Una cosa es ser intensa y otra es que te olvides de absolutamente todo lo que te rodea. Y sí, sé que la fecha del desfile está cerca, créeme, entiendo de fechas de entrega y hay días más difíciles que otros. Pero no quiero que caigas en lo mismo que en el pasado.
—Alya, estoy bien.
—¿Segura? Porque estoy viendo los mismos síntomas. Te apartas de nosotros, ignoras nuestros mensajes y llamadas, todo con la excusa de que tienes que trabajar. Casi he tenido que emboscar tu piso para que me hicieras caso. Y sé que este puede ser solo el principio. Que puedes alejarte de todos otra vez.
—Alya, yo no...
Alya no la dejó siquiera terminar la frase.
—¿Tú no qué? ¿No nos alejaste a todos? ¿Piensas que no nos dimos cuenta? Sí, hablabas con nosotros y siempre tenías una sonrisa en la cara, pero no era real. Después de lo que pasó Adrien...
Las dos se encogieron sobre sí mismas ante el recuerdo. La noticia de que Hawk Moth era Gabriel Agreste había dado contra Adrien como una bola de demolición. Por no hablar de lo de su madre y de que Gabriel había intentado akumatizarlo para usarlo a su favor. Aunque eso último solo lo sabía ella.
—Entiendo por qué lo hiciste, de verdad —le dijo Alya, tomándole la mano—, tú ya estabas en un punto emocional delicado y, aunque quisieras no sabías cómo ayudarle. Ninguno de nosotros sabíamos en realidad. Cometimos muchísimos errores. Pero —Alya se detuvo, inmersa en los recuerdos—, te vi con él, Marinette. Esto ya no es un incomprensible encaprichamiento adolescente, cuando los dos estáis juntos hay algo... Tenéis algo precioso ahí, aunque creo que nadie sabe del todo qué es, probablemente tú tampoco.
Marinette se sobresaltó.
—Y eso seguro que es lo que más te asusta —apuntó Alya con voz suave.
—Yo... —murmuró Marinette con voz quebrada—. Tengo miedo Alya. Volver a sentir algo por Adrien es... Confuso y abrumador. ¿Y si me vuelvo a perder a mí misma por la órbita Adrien Agreste?
Por no hablar de lo que podía pasar si la verdad estalla entre nosotros, pensó Marinette muy preocupada, cosa cada vez más probable si seguían reuniéndose.
Alya la abrazó en una caricia cálida y reconfortante. Le peinó con suavidad los cabellos libres con la punta de los dedos.
—De verdad, lo entiendo —le susurró Alya sin romper el abrazo—. Pero quiero que pienses en cómo te sentirías si una persona a la que, por sobre todas las cosas, consideras una amiga se separara de ti una y otra vez sin dar señales de vida. Apartándote sin ninguna explicación.
Si Marinette se sentía mal, en ese momento se sintió diez mil veces peor. Marinette se separó de Alya lentamente y tomó su teléfono. Lo miró con detenimiento durante un minuto mientras permanecía en silencio. Después, lentamente, como si cada toque en la pantalla le arrebatara un poquito de oxígeno, le escribió. Le dio a enviar antes de arrepentirse del mensaje.
Lunes, 15 de marzo de 2021
¡Hola a todos, lindas flores!
Pues parece que no, pero ya vamos por mitad del fic. Y maldita la hora en la que me metí en este reto porque me está drenando la vida jajajajajajajaja. Espero que al menos lo estén disfrutando y que el esfuerzo valga la pena.
Con esto y un bizcocho, ¡nos leemos mañana!
La Ficker Malvada después de liarla parda.
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Los secretos de Marinette
FanfictionMarinette era un libro abierto. Siempre cercana, siempre empática, siempre con el rostro lleno de tantas emociones. Pero en realidad, Marinette estaba plagada de secretos. Algunos ni ella misma los conocía. Fic del reto #marinettemarch2021.