Marinette sonrió encantada al ver a Rose dando vueltas y vueltas en su nuevo vestido. Ya estaba listo. Los últimos ajustes le habían sentado de maravilla y el vestido le quedaba como un guante. Era enternecedor verla tan contenta, ruborizada a más no poder y con lágrimas en los ojos. Por cosas así su boutique seguía haciendo vestidos de novia. Le era realmente tierno.
Rose dio otra vuelta sobre sí misma, logrando que la tela de la falda volara ligeramente con el movimiento. Desde que Rose se le plantó en la boutique, toda nerviosa y casi dando brincos del entusiasmo, pidiéndole que fuera la diseñadora de su vestido de novia, Marinette lo había tenido claro. Y se alegraba de haber acertado. Su vestido era de un blanco muy suave, de corte princesa y escote palabra de honor. El corpiño caía en un ligero pico en su espalda, dejándola al descubierto, y se cerraba por una fina línea de botones blancos. Tenía el talle en la cintura, permitiendo que los volantes de tela mikado cayeran gentilmente, dándole el aspecto de un hada en la bruma con cada uno de sus pasos. Con su cabello corto, su grandes ojos y los hombros al descubierto, Rose parecía una estrella de cine de la era dorada de Hollywood. Rose corrió hacia ella para estrecharla entre sus brazos.
—¡Oh, Marinette! ¡Es precioso! ¡Realmente precioso! ¡Sabía que hacíamos lo correcto al pedírtelo a ti!
Marinette rió enternecida y correspondió el abrazo.
—Ha sido un auténtico placer hacerlo, y el de Juleka también ha quedado maravilloso.
—¡Ay, no me cuentes nada, no me cuentes nada! —le pidió Rose, tapándose los oídos—. Queremos que sea una sorpresa.
Marinette volvió a reír. Las dos eran tan malditamente lindas. Juleka justo había ido a visitarla el día anterior para probarse su vestido y había tenido una reacción realmente similar al simplemente mencionar a Rose. Le maravillaba la relación tan bonita que tenían esas dos.
—Vale, vale, cremallera —bromeó Marinette, haciendo como que cerraba sus labios con un ágil tirón de un zip imaginario.
En realidad no iba a comentarle nada. El secreto del vestido de novia era algo básico. Pero le encantaba pincharlas. Aún así no mentía, Juleka en su vestido de novia estaba espectacular. A diferencia de con Rose, no tenía tan claros los gustos de Juleka en cuanto a moda nupcial. Se había vestido con diseños de todo tipo de diseñadores en su día a día como modelo, pero cuando quedaba con ella a tomar un café le gustaba llevar ropa cómoda y oscura. La verdad es que si ella tuviera que trabajar todos los días en tacones altísimos, también ella preferiría salir en deportivas.
Habían tenido que ver muchos diseños, incluso habían hecho pruebas con patrones de papel sobre la piel de Juleka, hasta que se había enamorado de uno. Y había que reconocerlo, su amiga tenía un ojo excelente. Se había decidido por un corte princesa, lo cual había sido una sorpresa. No quería nada de tul ni pompa, pero sí sentirse en su propio cuento de hadas. Al fin y al cabo, aquella promesa que estaba cerrando con Rose era, para ella, su versión de un cuento maravilloso. El escote corazón drapeado le quedaba a las mil maravillas y el cinturón violeta a la cintura se ceñía a ella perfectamente. Tenía unas pequeñas mangas japonesas en los hombros que habían probado a quitar y a poner varias veces, pero al final se habían quedado. Un pequeño escote dejaba parte de su espalda al descubierto. El toque de gracia estaba en la abertura frontal de la falda, mostrando su pierna derecha por encima de la rodilla y, con cada uno de sus pasos, se podía ver que el interior de la falda tenía una preciosa capa violeta. Juleka no había llorado ni dicho nada al verse en el vestido, solo había respirado hondo y la había abrazado más fuerte de lo que había hecho jamás.
—Entonces, ya solo queda terminar con los accesorios... —murmuró Rose— Y los vestidos de las damas de honor.
—No te preocupes, todo eso está en marcha —le aseguró Marinette, guiñándole un ojo—. Ya tengo cita con las chicas para empezar con las pruebas. Todo está yendo según el plan.
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Los secretos de Marinette
FanfictionMarinette era un libro abierto. Siempre cercana, siempre empática, siempre con el rostro lleno de tantas emociones. Pero en realidad, Marinette estaba plagada de secretos. Algunos ni ella misma los conocía. Fic del reto #marinettemarch2021.