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El suave ambiente de las murmuraciones dentro de un restaurante pequeño, más conocido como Ichiraku Ramen, se hizo escuchar.

En aquel local se encontraban las respectivas parejas cuidando a unos niños como parte de una muy extraña misión, claro que no eran absueltos de comentarios de adultos, como:

"Mira, ¿no crees que son muy jóvenes?"

"Eso es lo que pasa cuando no hay disciplina"

"Solo son unos niños"

"Me da repugnancia observarlos siquiera"

Y muchos más comentarios que ellos habían preferido ignorar

—Entonces... yo comienzo a comer primero y luego tu, Sasuke-kun —le dijo Sakura al azabache, entregándole al pequeño bebé de ojos verdes jade, mientras sus platos aparecían encima de las mesas frente a ellos.

—Me parece bien —aceptó sin más el azabache, jugando con las pequeñas manos del bebé que yacía en sus brazos.

«Ese bebé los está uniendo más de lo que ya estaban, interesante... ¿hasta dónde llegará esto?» Kakashi levantó levemente su mirada de su libro para observar a sus alumnos, soltando un suspiro sin ser notado «Además, no pude averiguar el origen de esos niños aún»

—N-naruto kun, c-cuidado —murmuró la Hyuga cuando el rubio intento comer su ramen con Boruto en sus brazos, el pequeño bebé le estaba dando problemas para probar su preciado ramen, por ejemplo, el infante quería meter las manos en la sopa caliente.

—Tranquila, Hinata. —le mostró una de sus típicas sonrisas— Yo puedo, solo tengo que...—se concentró en atrapar las dos pequeñas manos del bebé en una de sus manos para poder comer, sonrió de nuevo, ahora satisfecho cuando pudo probar su ramen.

Kiba que estaba de su otro lado, lo observó soltando un suspiró— Oye, viejo...—llamó al rubio.

—¿Y ahora tu que quieres, perro pulgoso? —Naruto se giró a verlo con el ceño fruncido.

El Inuzuka solo se quedó en silencio, observándo el lugar en sus brazos

—Se te resbala el bebé —Shino contesto del otro lado de Kiba y era cierto, el bebé caía despacio de entre los brazos de Naruto hasta el suelo

—¡Ah! —grito Naruto, soltando rápidamente sus palillos para atrapar a Boruto en sus brazos de nuevo.

Kurenai observaba como su alumna intentaba acercarse a Naruto para hablarle más de cerca y que este pudiera escucharla, golpeó su frente, así no lograrían nada, Hinata era demasiado tímida, cosa que les dificultaba la comunicación.

—Deberias enseñarle a ser más segura de si misma, Kurenai —Kakashi también observaba la escena

—Es lo que siempre intento.

—Haré una cuna de agua. —sugirió Suiguetsu a su compañera pelirroja que sostenía a la bebé albina, una solución rápida para que ambos pudieran comer con tranquilidad «Hay que aprovechar la amabilidad de los de Konoha»

—¿E-eso es posible? —preguntó anonada la chica.

—En realidad no lo sé —llevó sus manos detrás de su nuca— Tengo que intentarlo —sonrió, mostrando sus dientes filosos

—N-no creo se sea buena idea —susurró en respuesta Karin.

—¿Ah? ¿haz dicho algo? —Suiguetsu se giró a verla, se había distraído en la conversación de al lado. Aunque, si la había escuchado, pero estaba intentando que la pelirroja tuviera más seguridad de si misma al hablar o hacer alguna acción, porque si seguía así, no llegarían a ningún lado y fallarían en la misión.

Misión padres Donde viven las historias. Descúbrelo ahora