zweiundzwanzig

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Sus cuerpos chocaban contra las paredes metálicas y frías de las camionetas.Los choques sucedían de manera tan repetida, Michael cerraba sus ojos segundos antes de que el choque sucediera, esperándolo con dolor y sin menor anhelo. 

Las piedras que se quedaban incrustadas en los neumáticos chocaban contra las paredes metálicas de las ruedas. El ruido hacía parecer que alguien estaba jugando con piedras dentro de la camioneta.

Abigail había perdido la noción del tiempo luego de despertar. Su cuerpo ya no podía soportar más la posición en la que se encontraba. Su cuello exclamaba a gritos que cambiara de posición y Michael no estaba seguro de que su ropa fuera capaz de seguir absorbiendo la saliva que escapaba por entre sus labios.

Segundos después de haber despertado, Abigail sintió sus labios secos junto a una parte de su mejilla. La idea de qué se podría tratar llegó a su mente momentos más tarde, luego de que enderezara lentamente su cuello, quejándose de manera constante. Una mano fue a parar hacia su boca, intentando eliminar cualquier rastro de saliva que quedara. Sus mejillas junto al resto de su rostro se tintó de un color carmesí, demostrando la vergüenza que sentía. 

Intentaba evitar observar a Michael, pero sus ojos, de manera inconsciente, se desviaban, observándolo por milisegundos antes de desviar la mirada nuevamente.

Michael se encontraba de igual forma. Sus mejillas junto al resto de su rostro se encontraban tintados de un color más suave que el presente en el rostro de Abby. 

La chica intentaba esconder su vergüenza bajo las cortinas de su cabello. Con movimientos, que según ella, pasaban desapercibidos, ocultaba cada vez más sus mejillas mientras giraba su cuerpo cada vez más hacia la puerta, enfocando su atención y pensamientos en el paisaje que los rodeaba por unos segundos antes de quedar atrás.

Abby sentía la mirada persistente de Michael sobre ella. Era una mirada que la incomodaba, pero no era capaz de hacer o de decir algo. Su vergüenza era mayor. 

Michael, derrotado, desvió su mirada de la chica, enfocándose en los demás rostros de las personas que los acompañaban. Pero ninguno le era familiar.

Antes de entrara la camioneta, no había visto a estas personas ni de casualidad. Habían hombres de todas las edades, con diferentes pero al mismo tiempo, similares características. 

Algunos tenían el pelo rubio, otros castaños y otros simplemente, habían perdido el color, siendo el pelo blanco una nueva características. Algunos eran de piel morena, otros de piel más clara. La lista sigue y sigue.

Pero la característica que los junta a todos en un mismo grupo, es la actitud de cansancio. No tan solo se ve en la mirada que reflejan, si no que también en su forma de caminar, en la forma de enfrentarse a las situaciones. Rara vez sonreían y reían, disfrutando de las pequeñas cosas de la vida. 

Los años pasan, y la guerra comienza a tener su efecto en las personas. La gente quiere que este conflicto se termine de una vez por todas. Pero ese fin, pareciera estar cada vez más distante una vez que un enfrentamiento aparece.

Michael suspiró y cerró sus ojos. Apoyó su cabeza en el respaldo de la cabecera e intentó dormir. 

Perderse en el mundo de los sueños parecía ser la mejor solución en estos momentos.  

Pero para el alivio de Abby, Stella había terminado en una camioneta diferente. 

Fue tan gran del alivio que sintió, que un suspiro se escapó de sus labios al sentarse al lado de Michael en la camioneta. El chico la observó con el ceño fruncido, sin saber con exactitud si debía preguntar o no. Preguntas invadían su cabeza, impidiendo que pensara con claridad. 

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⏰ Última actualización: Dec 08, 2015 ⏰

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