vierzehn

289 31 8
                                    

Mientras Abigail estaba debatiéndose entre ir a buscar a Michael o esperar hasta mañana; el chico estaba recorriendo el pequeño bosque que había a unos metros de distancia de la base junto a Luke. Intentaban encontrar un lugar alejado, de esa forma los disparos no asustarían a sus compañeros. No querían que una multitud de hombres llegara corriendo y les dispararan por creer que eran alemanes. 

—Nunca voy a entender a las mujeres. No entiendo por qué son tan complicadas —Michael comentó, levantando su pie bien en alto para no tropezar con una raíz de un árbol. 

Luke se rió, girando hacia la izquierda por una columna de árboles. 

—Primero dicen una cosa y luego hacen otra. Es como si esperaran que nosotros siguiéramos todo lo que hacen junto a su criterio... Oye —se detuvo, observando el lugar. La poca luz de sol que había comenzaba a disiparse. La altura de los árboles y por la forma en que se juntaban por encima de sus cabeza, no dejaban que la luz entrara por completo al bosque. —¿Estás seguro que no vamos a terminar perdidos? —observó a su espalda, el camino por el que habían llegado. 

Al lugar que el soldado mirase, lo encontraba igual al de unos momentos atrás. Estaba rodeado de árboles, todos iguales entre sí. Esperaba que Luke estuviera más que seguro hacia dónde ir. No quería pasar una noche bajo el frío. 

Además, no habían traído provisiones para sobrevivir si terminaban perdiéndose. Lo único que agarraron antes de salir fueron las armas. Los soldados ni les preguntaron qué iban a hacer, pero si los observaron extrañadamente. No era cosa de todos los días ver a dos chicos tomar armas y salir de la base sin la orden de algún comandante o sargento. 

—Tranquilo —Luke se dio vuelta y lo observó, regalándole una sonrisa para subir el ánimo. —En los pocos días que he estado aquí, me he dado el trabajo de inspeccionar este bosque. Se podría decir que conozco el diez por ciento ya. 

Michael frunció el ceño, encontrándolo extraño. 

—¿Qué? ¿Acaso eres un especialista en bosques? —se burló. A pesar de la sensación de extrañeza que sentía, de desconfianza; caminó los pasos que se había perdido, dándole la señal a Luke de que siguieran caminando. 

Luke se rió, dirigiendo nuevamente el camino. —Si lo quieres llamar de esa manera, allá tú. Es solamente que pasé varios meses viviendo en un una frontera, especialmente en un bosque así que tengo algo de experiencia —giró su cabeza, diciendo la última frase observando el rostro del soldado inglés.  

—¿Cuántos años tienes? —le preguntó con intriga, sus ojos pegados al suelo, observando cada centímetro que podía para no caer. 

—Veintitrés —el casi-rubio se encogió de hombros, girando nuevamente por una columna de árboles. —¿Qué hay de ti?

—Veinte —murmuró, sorprendiéndose por la poca cantidad de años que les separaban. Luke hablaba con tanta experiencia, que le hacía creer a Michael que tendría más de veinticinco. 

—Tres años y siento que eres como un bebé —se burló, apoyando sus manos en el tronco de un árbol para pasar sobre una raíz. 

Michael colocó los ojos en blanco, maldiciendo entre dientes mientras seguía el camino con atención. Lo último que quería hacer era terminar perdido en el medio de un bosque que de seguro nadie había ingresado. 

Ha pasado un día y ya todos lo tratan como si tuviera cinco años. Ni a Stella o a Abbby las trataban como lo hacian con Michael. De hecho, les tenían más respeto a ellas que al chico. 

—Finalmente —murmuró Luke casi sin aliento, caminando por sobre las últimas raíces antes de llegar a una parte sin árboles del bosque. 

Tiene la forma de un óvalo, dedujo Michael pero en realidad, es que no tenía forma de una figura geométrica. Era solamente una parte que un par de humanos había decidido talar para construir diferentes elementos con madera. 

1945Donde viven las historias. Descúbrelo ahora