zwölf

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—¿Qué opinas? —Abigail preguntó luego de un largo silencio. 

Michael giró su rostro, observando su perfil. El rostro de Abby no mostraba expresión alguna mientras que el del soldado mostraba confusión, con su ceño fruncido y sus ojos examinando cada característica del rostro de la chica, en busca de alguna respuesta que le ayude a entender la pregunta. 

—¿A qué te refieres? —preguntó después de no encontrar la respuesta visualmente.

—Al lío en el que estamos metidos —aclaró, girando su cabeza para observarlo. Sus ojos se encontraron, haciendo contacto visual. Por primera vez, no desviaron la vista ante el primer segundo. Continuaron observándose hasta que Michael sintió como el pecho se le oprimía, sintiendo un dolor extraño que ni siquiera sabía por qué lo estaba sintiendo. Abigial sintió el mismo dolor. 

Dos personas, con el mismo dolor. Qué extraño, ¿no?

Finalmente fue Michael quien desvió la vista primero. Volvió a observar el frente.Esta vez, con sus codos apoyados en sus rodillas y sus manos, juntas y de forma vertical, se apoyaron sobre sus labios rosados. 

Suspiró, tratando de encontrar las palabras correctas para no expresar su odio hacia el mundo. 

—Honestamente —Abby se adelantó al ver que Michael no contestaba. —Creo que es estúpido. O sea, entiendo el odio de Hitler al resto del mundo porque Alemania quedó mal luego de la Primera Guerra. ¿Pero el genocidio que ha habido? ¿La cantidad de gente que ha muerto? No solamente los soldados, si no que gente inocente, que no están involucrados en la guerra. Gente que por solamente no cumplir con los estándares para una sociedad perfecta, como lo describía Hitler... Gente que solamente nació con características distintas, con otras religiones... no tienen derecho a morir. Menos a manos de unos imbéciles como los seguidores de Hitler, o del mismo Hitler. 

Michael se rió, acordando con ella. Pero Abigail tomó de mala forma su risa. La tomó como si se estuviera burlando de ella. Como si él pensara completamente distinto. Como si Michael estuviera de acuerdo con lo que Hitler ha estado haciendo en estos años. 

—¿Qué? —espetó, entrecerrando sus ojos azules. —¿Piensas que todo lo que Hitler ha hecho está bien? ¿Qué las miles de personas que han muerto tuvieron que morir? —hasta en los momentos que se tomaba para respirar se podía notar el odio que sentía, la repugnancia. 

Michael comenzó a negar lo más rápido que pudo, intentando aclarar su punto de vista. 

—No me estaba riendo porque pienso que todo lo que dijiste está mal. Me estaba riendo porque es gracioso que tengamos el mismo odio, los mismos pensamientos hacia el mismo tema. 

Abigail se sintió avergonzada por haber tomado conclusiones antes de tiempo. Pero el odio, la rabia que corría por sus venas no dejó que la vergüenza hiciera efecto en su cuerpo. 

De tan solo pensar en lo que no tan solo Hitler ha hecho, si no que Stanlin y Musolini; su sangre hierve en odio. 

La rubia simplemente no lo puede entender. ¿Cómo personas con acciones, actitudes tan despreciables, tan horrendas pudieron llegar al poder? ¿Cómo miles de personas en sus países y alrededor del mundo pueden apoyarlos? Hitler consiguió más seguidores luego de que su libro fuera publicado. Mein Kampf, que significa Mi Lucha. Fue escrito cuando Hitler estaba en la cárcel. Fue condenado a cinco años de prisión por haber planificado y ejecutado el fallido Golpe de Múnich. La cárcel fue en donde debió haber permanecido hasta su muerte.

En el libro, Hitler empleaba tesis principales sobre el peligro judío. 

¿En serio? ¿Cómo unos pobres judíos van a poder ser un peligro para el gobierno y el resto del mundo? 

Pero Hitler no tan sólo quería erradicar el judaísmo, si no que también el comunismo. 

No tan sólo quería erradicar dos cosas de la Tierra, si no que también quería expandir el territorio alemán. Creía en el Lebensraum, o sea, en el espacio vital. Esta tierra aumentaría el destino histórico del pueblo alemán. Esta meta explica por qué Hitler invade Europa, tanto por el este como por el oeste. 

También, Hitler se presentaba a si mismo como el Übermensch, traducido como superhombre. Fue un término que utilizaba Friedrich Nietzsche en sus libros, especialmente en el libro Así habló Zaratustra. Para Nietzsche, el Übermensch es una persona capaz de generar su propio sistema de valores identificando como bueno todo lo que procede de su genuina voluntad de poder.

O sea, Hitler estaba chiflado, definitivamente. 

Abigail intentó leer el libro. Realmente intentó entender cómo Hitler pensaba y como era su visión del mundo. Pero lo único que consiguió fue que su odio por él aumentara. Ni siquiera pudo llegar hasta la mitad del segundo capítulo cuando lazó el libro hacia una de las paredes de la tienda. Había robado el libro de las manos de un comandante; la curiosidad le había ganado. 

Pero minutos después se estaba arrepintiendo por haber robado un libro con tanta ignorancia. 

Ella, como las demás personas en el mundo, querían matar a Hitler con sus propias manos. Querían verlo sufrir.

Pero aún faltaban meses para que Hitler diera su último respiro. Para que el mundo pueda respirar. Pero el odio hacia él y las cosas que hizo van a permanecer en el futuro, van a permanecer por años.

1945Donde viven las historias. Descúbrelo ahora