—¡Tampoco es para ponerse así! —dijo el chico mientras me miraba.
—¡¿Te lo tengo que agradecer a caso?! ¡¡Uy, gracias por abollarme el coche!!
—¡Si estuvieras atenta a ver si tienes coches detrás no te hubiera dado!
—¡Ah, claro! ¡Qué ahora es mí culpa que le hayas dado tú a mi coche!
—Mira, déjalo —el chico subió de nuevo a su coche y se fue.
Estuve contemplando cómo ese chico había arruinado el coche cuando Esteban vino muy emocionado hacia mi.
—¿Tú sabes a quién le acabas de gritar?
—Eh, no...
—¡Era Ray, Anna! ¡El líder de la nueva boyband que está causando furor!
—¿Y eso en qué me afecta a mi?
—¡Oh, por Dios! ¡Hay mucha gente que le hubiera gustado estar en tú situación!
—¿Les hubiera gustado que les abolle el coche? —reí al ver que se le quitaba la sonrisa de la cara—. Venga, ¡no te enfades!
—Lo que tú digas. Yo me voy a clase, que falta poco para que empiece. ¿Nos vemos luego?
—¡Claro! —sonreí y Esteban se fue—. A ver cómo le digo yo esto a mis padres.
Me levanté y negué con la cabeza. Tendría que pensar luego en una solución. Cogí mi mochila con la bombona de oxígeno y me dirigí a la Facultad de Artes. Como de costumbre, la gente me miraba. O era por el numerito de antes o porque veían que tenía cáncer. Pero daba igual. Como ya he dicho, estoy acostumbrada a esto.
Entré al aula magna y me senté en la primera fila, básicamente porque a veces era mortal para mi subir escaleras y porque la mayoría de sitios libres estaban delante.
Unos cinco minutos después entró una profesora. Silvia no se qué. No suelo prestar escuchar mucho cuando la gente dice sus apellidos.
Ella explicó que algunos días daríamos clase en esa aula y que habría otros que daríamos las clases en un aula especializada. También explicó los trabajos que deberían hacerse cada semestre y las normas de conducta, que aunque fuéramos lo bastante mayorcitos para ella, siempre había alguien que haría el imbécil.Me encantó una cosa que dijo. Supuestamente éramos muy mayores para hacer tonterías o trastadas. ¿Cuándo somos lo suficiente mayores para alguien? Aunque tengas cierta edad existen cosas que no te permiten hacer. Sin embargo, también dicen que ya tendríamos que saber hacer algunas cosas porque, en esos casos, ya somos mayores para ellos.
La clase no duró mucho más, pues sólo explicó las cosas básicas y no quería empezar temario. Bueno, nadie de allí quería empezar a dar teoría. Salimos todos del aula y cada uno se fue por su lado.
Casualmente, la gente de la sala de al lado también empezó a salir de su aula, y desgraciadamente, entre esas personas se encontraba el chico de la abolladura, el cual venía hacia mí.—¿Qué quieres ahora? ¿Vas a hacerle una abolladura también a mi tanque de oxígeno o qué? —dije con cierta ironía.
—Qué graciosa. —dijo con un tono serio—. Vengo a darte el dinero para que pagues la reparación.
—¿Y por qué debería aceptar ese dinero?
—¿Me dejas intentar enmendar mi error por favor? ¿O la señorita orgullosa no va ni agradecer que la persona que le ha dado un golpe a su coche se disculpe? —tendió su mano donde había un fajo de billetes.
—¿Tú eres idiota o qué? Si me lo das aquí parecerá que soy la que te vende droga y que me estás pagando por eso.
—¿Y qué propones entonces?
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LEYENDAS #1 [✅]
Romance𝐏𝐨𝐫𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐨𝐝𝐨𝐬 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐦𝐨𝐬 𝐝𝐞𝐬𝐭𝐢𝐧𝐚𝐝𝐨𝐬 𝐚 𝐬𝐞𝐫 𝐥𝐞𝐲𝐞𝐧𝐝𝐚𝐬. Anna tenía cáncer de pulmón desde los 15 años. Ella, que no pensaba en nada más que en el tiempo que tenía de vida, conoce a Ray, el vocalista principal de la b...